A Justin han estado a punto de partirle la cara.
Sin darle importancia, alguien nos hizo ver, en su
comportamiento, otra realidad meciéndose en una cuerda paralela del universo...
... en la que el pájaro soberbio, fiel ejemplo de la generación mejor
preparada de la historia, envalentonado con el "otro mundo, posible" —también
la gente de éxito tiene su corazón—, se cree la monserga inyectadas en vena por las canciones
hippies que dominan la industria.
Gran ofensa sufrida, y de cabeza contra la realidad, que le
saca dos cuerpos. Mata y remata, y Justin por los suelos, flipando.
Lo veo.
Todo el mundo ha visto movidas así. Alguien fanfarronea al
paso de la envidia, una que se hace la ofendida, el alcohol corriendo por las
venas, y el pipiolo bordeando el cepo que le tendió la providencia, caprichosa.
El resultado, previsible. Nadie apostó por vos.
Ahora bien, el chaval le echo un par.
Aunque a lo mejor iba drogado... vete tú a saber... pero
soltó un directo que cortó el aire a medio metro del mentón con sobrada intención.
Viera o no qué tenía delante, no se amilanó... aunque también podría sentirse a
salvo sabiéndose conocido, ¿escolta?, vaya usted a saber, yo no he visto nada,
agente. Una pelea contra un que le saca dos cuerpos.
Así se arreglan las cosas en los USA, la patria de la
sociedad del rifle, ¡amén!
Aquí la cosa es diferente.
Aquí se habla hasta con el verdugo que afila el hacha que
nos dará matarile. Diálogo y talante... y, ¡zas!, algo rueda por el suelo, y no es la del niñato americano.
Y aquí, cuando se golpea, es por la espalda y a traición.
Amparados por leyes y jueces y la mancha humana afiliada al
movimiento del viento.
Son estilos diferentes.
2 comentarios:
El niñato Justin hace que afloren los más básicos instintos de zurrar badanas así que seguro que hay atenuantes, es otro estilo de cutrez muy distinta en efecto que la protagonizada por Roque III y su banda de salidos habituales corriendo tras macizorras y demás quieros y no puedos celtíberos, pero no deja de ser patético por mucho que lo vistan
Que el mocoso se lo buscó queda fuera de toda duda, ahora bien, como decía en la entrada, una cosa es golpear de cara y otra muy distinta, y cutre, cierto, es arrear golpes por la espalda, a mujeres indefensas o políticos que pasean por unas calles que, visto lo visto, parece que no son de todos, sino de unos pocos.
Un saludo, Maribeluca.
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