Los vientos salvajes traen, algunas veces, música para los oídos.
Hastiado del runrun de los voceros de escaso músculo pero
aguerrida voz, hay días que mientras tomas el café, leyendo el periódico
digital de turno, aparece un héroe anónimo y la mañana se torna más
radiante y luminosa. Se abre un claro entre las nubes, situados bajo el ojo del
huracán, se retira la marejada y queda, ante nosotros, uno de esos valientes
que afronta de frente a la Bestia que campa a sus anchas por esta región de España, auténtico cáncer histórico que ningún cirujano de los que tenemos en plantilla osa amputar mediante el bisturí de artículo 155 de grosor
.
Hablamos de Agustín Fernández, el padre que, tras pedir lo
que le ampara por Ley... ese ridículo 25% de español en España que tanto excita
a Wert, el demagogo que vino de El País... tuvo que asistir al escarnio
protagonizado por la legión de "demócratas" de la barretina, ejército
de lunáticos años treinta para quienes todo aquello que no se amolda a su
totalitaria ideología es claro síntoma de fascismo rancio español. Ni cortos ni perezosos, se presentaron frente a las puertas
del colegio cargados con pancartas y megáfonos dispuestos a proclamar las
soflamas de siempre, esas de la opresión que sufren, la falta de libertades, el expolio permanente al que los somete la ladrona nación, los ataques frontales de la metrópoli y lo bien que les irá cuando hayan
escapado de las garras del faraón... ellos, que son el pueblo elegido por la
Moreneta allá en su montaña de lágrimas, llamados a conquistar Júpiter, Venus, Saturno y Plutón-Verbenero .
Al mismo tiempo que hacían acto de presencia ante el colegio
de los hijos de Agustín Fernández, otra horda de valientes asaltaba La Red con
el cuchillo entre los dientes, embistiendo a todo aquel que ose contrariar el
triunfo de la voluntad de ese "pueblo catalán" que no sobrepasa un pírrico
30% por mucho que vistan a la mona de seda. Dentelladas y más dentelladas
insultando a los chavales, denigrando a los padres, clamando venganza,
escupiendo babas al gritar, apretar de dientes, aspavientos, un anciano que
dice que luchó en la Guerra de Sucesión... todos al unísono, dando palmas, en
pro del incumplimiento de las sentencias de los Tribunales, que no les
representan, dicen, ya que en Cataluña no rige la Constitución Española.
Suerte tienen de la falsedad de sus palabras. En caso
contrario verías qué rápido corre la muchedumbre a resguardarse bajo el colchón
de sus camas aquejados de convulsos temblores. Eso los pobres diablos del lumpen
venido a más, engañados y manipulados, ya que los aristócratas del feudo, verdaderos sembradores de la ponzoña que ha podrido las tierra hasta enfermarla, son más tradicionales y optarán por darse a la fuga
vía alcantarilla o maletero de taxi metropolitano. Rata come rata.
Este domingo, pero, y mientras esperamos la tonadilla del flautista que ha de arrastrar las camadas hasta el precipicio, le dedicamos estas letras a Agustín Fernández y los suyos. Será con valientes como él como se ganará esta batalla.
Salud.
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La otra cara de la moneda, cómo no, viene de la mano del
Iluminado de La Moncloa, siempre al servicio de los españoles, sufrido
trabajador de nuestra tierra, no teme doblar el espinazo, ensuciarse las manos
o las togas con el fango del camino, él, que tanto se está sacrificando por
España, Mariano Rajoy Brey.
Vedlo cómo corre a aplicar la sentencia del Tribunal Europeo
que se cisca en la doctrina Parot y qué rápido pasa de puntillas en el asunto
que hoy traemos a la Sala X, vedlo.
Disfrutad de él y de su palabra.
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En la Sala X, un padre defiende a su prole del ataque normalizador del oasis.
Ni hecho a posta, Monos.
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En la Sala X, un padre defiende a su prole del ataque normalizador del oasis.
Ni hecho a posta, Monos.
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