Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

10 mar 2015

Ritmos

Oktoberklub - Oktobersong

El Tiempo marca el Alfa y la Omega.
Tic-tac-tic-tac...
... y se suceden los segundos, los minutos, las horas, los días... la vida toda, una detrás de otra, generación a generación, y contando diez veces diez nos plantamos en los inicios de los hombres, las cavernas y Platón.
Tic-tac-tic-tac
hace el Tiempo, martilleando el compás como un metrónomo marca la melodía, que es Música fluyendo entre los dedos de los hombres.

Espacio, Tiempo... y música.

Dicen por ahí que no sé qué Ayuntamiento ha suspendido un concierto de un grupo que le canta a policías que revientan por los aires, a los "mercenarios del Capital" que vienen a profanar el himen de las sacrosantas comuneras y demás monsergas de lo buenos que son unos y lo fascistas que son todos aquellos que no aceptan transitar por la senda de baldosas amarillas del "otro Mundo es posible", malditos reaccionarios cavernícolas que quieren prohibir el jamón en España, abrir gulags (fina ironía) o chekas (dos tazas de fina ironía) en todos los ateneos de barrio, mandar a los niños a las escarbar negro carbón en las minas e instaurar cinco rezos diarios en dirección al Vaticano. Grupos como ellos con letras y ritmos idénticos, en los garajes de las ciudades de extrarradio, los hay a patadas, que la cantinela rebelde está muy bien vista, aunque luego los Gorki de pandereta disfruten de tres comidas diarias, tengan coche y pisito y no hayan visitado una cárcel castrista ni en sus más alucinantes viajes SuperSkunk...

... pero, por lo visto, los han vetado poniendo excusas baratas. La buena, la que no se menciona por mancillada e inválida, es la que hace referencia a la "apología del terrorismo", pero la denuncia fue archivada por un juez español demócrata de los pies a la cabeza, de ésos que apoyan los escraches, dejan libres a los violadores que recitan bien a Alberti, van de cacería, o ¡Titadyne, y vale ya! Pilato se lavó  las manos. Alea iacta est.

Mientras iba y venía por la autopista al infierno, una zona de bandas rugosas, al ser atravesadas por el Iveco que nos transportaba al campo de maniobras, ha emitido un ligero traqueteo que me ha traído a la mente una canción que tocaban las compañeras de clase los días de convivencias, allá en el colegio de monjas donde cursé algo de cuyo nombre no quiero acordarme. Cierro los ojos y las veo, guitarra y pandereta, cantando. Juraría que, bajo los pinos mediterráneos, sonreían y danzaban y parecían alegres, esperanzadas, sin miedo ni odio en el corazón joven que anhela enamorarse platónicamente.

Cansado de dar barrigazos, le he dicho al cabo de telecomunicaciones que la enchufe en el estéreo de la modular. Un pueblo es, un pueblo es, un pueblo es, abrir una ventana en la mañana... y he respirado una fuerte bocanada de aire intentando ser arrancado de la conciencia de un presente marcado por los falsos profetas con soluciones caducas, meciéndome en la Música y su tic-tac-tic-tac... para, pasados los escasos minutos de melancolía vespertina, torcer el gesto en otra mueca, mitad sonrisa, de fina ironía al imaginar los exabruptos que serían lanzados contra mis amigas si hoy, armadas con su diadema de margaritas, osaran subir a un escenario de un festival musical cualquiera a cantar "respeto a las canas de la tierra". En voz aguda o gutural impostada, las carcajadas ante la cursi horterada burguesa no tardarían en dejarse ver, apareciendo ese viejo mecanismo de defensa que desprestigia todo mensaje que escapa a la estructura maniquea de la realidad que nos narró el gurú que sale en ese oráculo que jamás se equivoca, de apellido TV, con su retórica acerca de lo pésimo que fue el régimen en el que papá se hizo riquísimo sin necesidad de tener una tarjeta opaca tan en boga durante este 2015, cuarto año del fiasco mariano. La de tomates que habríamos podido recoger tras los primeros acordes... "frígidas", "zorras", "vosotras lo que necesitáis es carne en barra"... y así todo el refranero español del agravio y el rencor, trigésimo séptima edición, vomitado por los defensores de la democracia del Padrecito de los Pueblo, ese viejo rockero que nunca muere.

Lástima.

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Toda tu vida te enfrentará a una elección. Puedes elegir el amor o el odio... Yo elegí el amor. Johnny Cash.

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