El
cielo está engalanado de un azul puro, eléctrico… azul que todo lo embriaga,
todo envuelve, todo ilumina… azul de la Mar, azul del Cielo, azul el futuro,
azul la esperanza… azul, azul, azul…
…
Verano Azul…... azul gaviota...
… y por
la carretera serpenteante escoltada por cientos de pinos vírgenes, altos,
verdes azulado de hermosos, apuntando hacia la bóveda del Tiempo con sus robustos
brazos en flor, circulan un puñado de niños en bicicleta con enormes sonrisas
dibujadas en el rostro, pantalones cortos, hawaianas y gafas de sol con las
patillas de colores… pedaleando cuesta arriba, hacia el mirador, ajenos a los
peligros innatos de la carretera. Atrás quedan los conductores domingueros
vacacionales, los GPS sin actualizar, los viejos mapas de carretera tan fáciles
de desplegar y tan difíciles de plegar… las quejas repentinas de la abuela
enclaustrada en el asiento de atrás… las aglomeraciones, los atascos, la
guillotina de los guardarrailes…
Eso
queda para los demás, pobres y vulgares mortales. Nuestros chicos son ajenos a la rutina del
ciudadano común. La vía de asfalto es toda para ellos. Ni suben ni
bajan coches extraños en la zona privilegiada donde el padre de Iker levantó, a
golpe de excavadora y comisión administrativa, la urbanización de uso exclusivo
para la jet set nacional. Hoy disfrutan de la bicicleta, pero ayer fue el
patinete… y mañana el quad… con idéntica despreocupación… con la misma
seguridad…
Y todo
es una fiesta.
Aprietan
el ritmo. Marco ha apostado que él será quien primero llegue a la cima, suba a
la barandilla del mirador y, agitando su camiseta a modo de pañuelo, salude a
las diminutas hormiguitas que quedan abajo, en la bahía, aglomeradas y
embutidas en el meollo del hormiguero humano construido con palitos de acero y
bolitas de hormigón. Eoooooo, gritará. Soy el Rey del Mundo… y
los cinco chicos lo secundarán, aupados ellos, un poco más temerosas ellas… y
las carcajadas resonarán en un absurdo juego brindado por el eco que escupe el
acantilado.
A pesar
de tener dieciséis o diecisiete años, el Piraña ya es un fumador empedernido. Sentado
en el banco blanco, se lía uno de esos cigarros de la risa que tanto divierte a
las chicas. Sus manos son rápidas. Ha ido acumulando experiencia en el colegio privado donde, por orden expresa de sus padres, pasa internado la mayor parte
del año, todo rodeado de chicos como él… la flor y nata de la sociedad
española… hijos de políticos, abogados, empresarios, aristócratas… Todos de
excelentes modales cara a la galería, en los convites de postín, donde nadie
fuma, nadie bebe y todos ríen tapándose elegantemente la boca con la yema de
los dedos.
Allí,
en lo alto del monte protegido por el Ministerio de Medio Ambiente, comandado por el padre de Alicia, las cosas son diferentes. Los chicos se sienten
libres… fumando, escupiendo al vacío, magreándose… Alicia se imagina flotando,
ligera, delicada como el vuelo de una pluma… hermosa… deseada… mientras Juanjo
escurre su mano bajo el pedazo de tela de su bikini, masajeando unos pechos
nuevos regalados por un padre que baila el agua por su hija… No como mamá,
que quería hacerme esperar hasta cumplir los dieciocho.
Valiente
panda de carcas, los padres, suele decir Sofía. Tiene mucha razón, la hija del Tesorero del
Partido… ahí sentada, con la vista fija en el infinito… seguramente imaginando
cómo será su vida una vez acabe el Verano y empiece primero en la facultad de
Derecho, en los USA, donde la ha matriculado su padre al son de la billetera y sus
jugosos contactos al más alto nivel. Casará a la perfección en dicho ambiente. No hace ni dos
semanas que volvió de allí tras una escapada fugaz para “familiarizarse”
con su nueva vida. Echarle un vistazo al loft en el que vivirá, vamos.
Doscientos
metros cuadrados para ella sola… Pero estáis todos invitados, eh. ¡Veréis
qué fiestas nos vamos a montar en Georgetown!
O en
Harvard… Cambridge… la Ramón Llull… donde los padres de los chicos han
matriculado a la prole haciendo uso de sus contactos e influencias labradas mediante el tráfico de influencias y los favores prestados. Allí te harás un hombres, le
dice su padre. Allí te convertirás en toda una mujer, susurra la madre… y ellos
ríen pensando en el falso interés mostrado por su padres.
Un
hombre… una mujer… Los cinco muchachos hace tiempo que cruzaron la línea de
salida. Y la de llegada. Llevan un par de vueltas de ventaja a todo vulgar mozo
de su edad. Los hijos del Partido no lloran, venga a visitarlos la regla, la
eyaculación precoz o la desesperación montada en bici. Varios miles de euros
gastados en drogas, en modelos de Playboy, en hobbies caros… los han curtido
como antaño sucedió con sus progenitores. Sus ancestrales apellidos y las
perennes tarjetas de presentación de papá y mamá obran más milagros que todas
las Religiones del Orbe juntas.
Acabado
el canuto, los mozos se ponen en marcha. Hay que desandar lo andado y, cuesta abajo, descender hasta la playa privada que queda detrás de la Casa de Campo de la
urbanización. Deben preparar los maderos y los rastrojos de la barbacoa. Esta noche
recibirán al anochecer encendiendo fuego en la playa… gente privilegiada…
mientras comen hamburguesa de ternera y beben ron-cola en vasos de tubo azul
fluorescente.
Si se
acuerdan... ojalá… acudirán a la vieja barca de Chanquete, varada unos metros
hacia el Sur, donde aguarda el pobre diablo en su paupérrimo camarote rebozado
de cartones, plásticos y latas vacías de conserva. La última vez que le
visitaron lo rodeaban diez gatos y otros tantos chiquillos “de la calle”…
harapientos, hambrientos, mugrosos… de mirada asustadiza y vitalidad enferma…
Puede que piensen en llevarles las sobras de la barbacoa, sí… y algo de bebida
para el viejo pescador borracho… testimonio de otro Mundo tan extraño… tan raro…
… tan
poco azul.
4 comentarios:
Qué bonito Herep, recuerdo la serie. Y sacas este post, al punto, cuando la inquietud de tantos padres no es por ellos mismos, sino por qué tipo de futuro espera a sus hijos si no los enseñan a que sin los partidos no son nada.
Pero como yo soy chapada a la antigua aún creo en los valores y en la satisfacción que proporciona una vida menos rosa y conseguir lo que quieres por tus propios medios para, después, no tener que dar las gracias a nadie.
Juajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuaaaaa
¡Los AÑOS, NO PERDONAN, Querido HEREP!
¡Y Así Va TODO DESDE ENTONCES!
¿FUTURO?¿QUÉ FUTURO?
Un Abrazo Genio.
Un Brindis Por Lo QUE IMPORTA.
Y
¡¡RIAU RIAU!!
Me gusta tu comentario, Candela... aunque me había pasado desapercibido.
Como bien dices, ahí están las "juventudes" de los partidos políticos, bien organizadas y educando a los "jóvenes" de 40 años lo maravilloso de ser político y la desgracia que supondría para la Democracia su desaparición.
Muchos se lo creen, y ahondan en la desgracia de este país.
No sé qué futuro dejaremos a nuestros hijos... pero lo que sí sé es que será peor que el nuestro.
Mucho peor... a lo que deberemos sumar la falta de preparación para afrontar los problemas.
Un panorama, vamos.
Saludos, guapa.
El futuro pinta negro azabache, Old.
Se intentaron cambiar las reglas para adecuarlo a los intereses de la plebe y ahora que comprueban lo poco que cuentan sus voluntades, la gran mayoría se encuentra perdida y enfadada.
Es lo que pasa cuando uno cree que vive en el país de las maravillas. Tarde o temprano acaba por darse de bruces contra el suelo.
Pero bueno... mientras tengamos vino y valor, lo demás carece de importancia.
Un abrazo... y ¡Riau!¡Riau!
Publicar un comentario