Costa Dorada... 09:15h...
... 26º Celsius...
Quería escribir esta mañana una crítica cinematográfica de
las que, de tanto en tanto, vengo publicando bajo el nombre de Sesión Golfa y
con las que, inspirándome en el argumento de algún film hollywoodiense... el
patrio lo toco menos, me da urticaria como las ortigas... entronco con la
noticia del día, la vergüenza de la semana o la sátira del año.
Quería escribir... y tenía la imagen prediseñada en mi
mente. Cerré los ojos, me reí imaginando la situación y me vino el proyecto a la
mente. Los personajes, el rol que desempeñarían en la ficción imaginada
por esta mente divergente, los chistes, el sentido último de la moraleja...
Una buena idea, sí... pero fácil. Muy fácil. Demasiado lógica.
En un descuido, en un tweet, un avispado cibernético se me adelantó colgando el
póster de la película junto a un comentario jocoso. Con esto no quiero decir
que todas las críticas anteriores las hubiera parido, exclusivamente, mi
ingenio. Seguro que no. Seguro que si busco, alguna mente superior habrá catado
con anterioridad el manjar, pero no lo he buscado, no lo he visto y, por lo
tanto, desconozco si mis ideas fueron originales o vulgares copias.
Total, que ahí, en la pequeña pantalla del móvil, estaba el
cartel de "Aterriza como puedas".
Al traste con la paranoia. Ni Evo, ni Snowden, ni un piloto
automático con el pitorrillo del aire sito en una zona
desaconsejable... ¡Oh! ¡Qué desilusión verme obligado a desechar
tal genialidad!... Con su Evo de aeropuerto en aeropuerto, sin que las autoridades terrenales del dios Mr. Danger le dejen aterrizar en el patio trasero
de sus Olimpos europeos mediante el uso, y abuso, de rayos eléctricos de
tormenta conspirativa... ¡Y esa epidemia abordo! ¡Todo estaba ya escrito,
Monos! Los "malos"... los "hijos del azufre"... sospechando
de la ingesta, a bordo del avión del Chamán de la Pacha Mama, de maldito pollo
transgénico, con la posterior pandemia de "homosexualitis" y escozor
rectal. ¡Cerrad a cal y canto los aeropuertos!, exclamarían las autoridades
asustadas. ¡Detengan a esas gallinas desplumadas!, sollozaría el Chamán
escondido tras un asiento del avión, en la última fila a la izquierda...
tembloroso, tensando el esfínter, azuzando la vista para que su visión de cóndor
bolivariano escudriñe los gestos de la tribu indígena que le hace las veces de
servicio secreto.
Aterriza, Evo... Aterriza, Chamán... Aterriza como puedas,
genio... tú, tocado por la mano de Dios. El portador de la llama. La Cerbatana
del Amanecer... Caballero del Jamón Serrano... Paladín de la Patada a la
Rodilla... Sólo tú portas el Santo Grial de la Liberación. Las vergüenzas que,
mostradas al gran público, acabará con la hegemonía del Imperio. La última
prueba, irrefutable condena de tus enemigos históricos de ayer, hoy y siempre.
¡Colonizadores! ¡Imperialistas!
Aterriza como puedas, Evo... Salva a la Humanidad, Evo...
Corre. Los tuyos te esperan y aplauden, verás. Flores, canciones indígenas
siku en mano, plumas de medio metro, pétalos, un par o tres de cachetadas en
las nalgas... Todos tus compatriotas se preocupan por vos, del final feliz para
tu travesía del desierto del aire, aplaudiendo tu tesón, tu temple en tan difíciles
horas, perdido en las alturas... esas alturas que tan bien soportas, tú, con tu
rostro pétreo, inexpresivo a pesar de la plaga del pollo y lo extraño que te
sientes cuando tus pies se separan veinte centímetros del suelo.
Como colofón... como apuesta inequívoca por el Oscar... tenía
fichada, como estrella principal invitada, a Nicolás Maduro, el del Chándal, en
el papel secundario, pero no por ello menos digno y desternillante, de Steven
McCroskey... sí, sí... lógico y presumible, sí... Un tipo del Sistema, idiota
palanganero, desquiciado, adicto a esnifar lo primero que se tenga a mano, en
este caso pegamento... desarrapado en el vestir... greñudo y, sospechosamente,
sudoroso... que, además, hace reír de desesperación... ¿quién podía ser mejor
que Maduro? ¿Quién podría decir más gilipolleces en menos tiempo y sin que se le cayera la cara de vergüenza?*
Nada.
Hoy, Monos, no estoy inspirado. Tema más que trillado
y versión excesivamente previsible. ¿Quién no pensó en la mítica película
mientras contemplaba la noticia?
Me jode, no diré que no, porque creo que me habría salido
una buena crítica cinematográfica, pero qué le vamos a hacer. Pasa muchas
veces.
Otra vez será.
NOTA. Creo que os lo he dicho antes... las 10:00h y estamos
a 29º Celsius. Calor. Me voy a la playa, soldados. No puedo aguantar más.
Que tengan un buen domingo.
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* Y, ¿quién podría aguantar tanto insulto y mala baba sin decir esta boca es mía? ¿Sin defenderse él o al cargo que representa? ¿No lo saben? Pues se lo digo yo: Margallo, Canciller del Reino de España por la gracia de la Bestia.
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