El Chupacabra

Según reza la leyenda, si eres un animal solitario que te arrastras por las estepas hispanoamericanas entrada la negra noche, estás más que muerto. Muerto y enterrado. Porque es posible... no, peor... es seguro que, al girar cualquier árbol, al cruzar algún minúsculo sembrado, acabes encontrándote con él... con la bestia criminal y asesina... con el Chupacabra.

Eso en Hispanoamérica... siempre que seas un animal y te aventures al trayecto en solitario...

... porque si eres español... seas animal, persona, acelga o roca mineral... tu destino está sellado de antemano. Camines sólo o acompañado.

El Chupacabra se cruzará en tu camino.

Fijo.

Armado con su maletín ministerial, Cristóbal Montoro, el Chupacabra, tiene su mirada fija en ti. Te espera, al acecho, tras el parquímetro menos pensado, dispuesto a clavarte los incisivos en tu frágil cuello... beberse tu sangre... chuparte la médula, la vida, la esencia... Ni el Diablo con Fausto haría cosa igual.

Ayer varios testigos admitieron haberlo visto, de nuevo, a plena luz del día. El Chupacabra ya no se esconde de nada ni de nadie. No le hace falta. Todos, en su camada de sátrapas, aplauden a pies juntillas las tácticas caníbales del carnívoro carroñero. Él es quien manda y su madriguera, conocida como Ministerio de Hacienda, el lugar en el que se corta el bacalao.

Ni Economía, ni Energía, ni Soraya posando a lo femme fatale... nada. El Chupacabra ha desbancado incluso al líder, el cual no parece estar demasiado preocupado por la situación, escondido tras un plasma como está, fumándose un puro morrocotudo mientras espera que empiece una nueva edición del Tour de Francia, allá por el mes de Julio... mes en el que, si todo va según lo platicado, empezarán a verse esos "brotes verdes".

Será en Julio... aunque siguen devanándose los sesos para averiguar de qué año.

Como iba diciendo, ayer unos desgraciados se cruzaron con el Chupacabra de Hacienda. Iba bien vestido, con su traje de Armani Code, tras superar los años en los que se arrastraba desnudo por la estepa. Perfumado, con gafas de nuevo diseño post-moderno, dentadura blanqueada, aspecto de no haber dormido... mirada hambrienta...

Dicen que el Chupacabra puede congelar a cualquier presa tan sólo con la mirada, que apenas necesita aullar, ladrar o gruñir... pero ayer, ¡oh, prodigio!, hablo. En ningún libro está escrito que un Chupacabra pueda hablar, pero este... el de Hacienda... es el más chulo de todos. Hace lo que quiere, como buen padrino de la selva.

La alimaña salió de su agujero escavado en el firme, se presentó delante de los testigos que aguardaban, y los obsequió con un discurso plagado de avisos y sentencias. Una nueva vuelta de tuerca, cuando esta está ya corrida, pasada de rosca, descoyuntada. Pasándose las palabras de Presidencia por el forro de los colgajos, anunció nuevas subidas de impuestos... indirectos, eso sí... amén de recular en la rebaja de impuestos anunciada para los años sucesivos... impuestos directos, estos sí. Para no dejarnos fríos del todo, enumeró largas listas de tributos, tasas, recaudaciones... todas al alza...

Al Chupacabra le aprieta la sed. Está sediento de sangre fresca, Monos. Savia que circula por el árbol. Sangre que riega los cuerpos. Toda para él... para Cristóbal... para el Chupacabra de Hacienda.

Porque ese animal convertido en chorizo ha decidido que, los ciudadanos de esta tierra llamada España, pagamos poco. Sudamos poco en nombre del Estado, vamos. Todos somos unos miserables que defraudamos, nos llevamos el dinero a Suiza y cobramos en sobres. Y, claro, ¡cómo van a cuadrar las cuentas públicas con esta jauría de contribuyentes! ¡Cómo van a pagarse los putos caprichos de los tropecientos mil hijos de Chupacabra, asentados en otros tantos Parlamentos Autonómicos, Diputaciones, Consejos Comarcales, Mancomunidades, Ayuntamientos...! ¡Cómo se podrán costear las dietas, las comilonas, las mariscadas, las tarjetas VISA ORO, las putas, la farlopa, los querubines del Club Arni!

Peor que eso, soldados. Peor porque, celebrada como una victoria digna de las Guerras Púnicas, este Gobierno de ruines salta de alegría ante la estocada que significa la limosna europea... ¡Nos dejan dos años más de descontrol! ¡Viva el vino! ¡Abrid más cajas de pata negra!... la cual nos presta un par de añitos más para controlar nuestro déficit. Una o dos aspiraciones más, justo llegar al próximo año electoral, para volver a tomarle el pelo al ciudadano soberano... si nos queda soberanía alguna, porque al paso que vamos, tras la miseria económica vendrá la ruina soberana, en forma de deuda y de Nación.

¡Qué alegría, el Chupacabra! ¡Qué rápido llamó a su colega, el delfín... el aprendiz en esto del vampirismo económico, conocido como Arturo Mas, el Menchevique... para darle la buena noticia, avisándole que el grifo dejaba de estar cerrado... si alguna vez lo estuvo... y que podía seguir gastando a espuertas. Él, Rey de los Países Catalanes, el otro, Rey de Andalucía, el del Norte también, el del Oeste... ¡Todos, a gastar! Hay tiempo...

Y gastando, gastando, el déficit del 2012 alcanzó el 10 y pico por ciento. Más que el año anterior y, como sucede en eso que nos empeñamos en llamar amor, hoy es más que ayer, pero menos que mañana. Con el déficit, más de lo mismo. Veremos cómo acabamos este 2013... si lo acabamos vivos tras el chupetón del maestro de ceremonias.

Resignaos si pensabais que este iba a ser el Consejo de Miserables que acabaría con la Ruina. Naaaa... Que, por un acto de misericordia divina, alguno de los sátrapas de la #Casta vería la luz y nos anunciaría medidas harto esperadas, como el cierre y derribo de las CCAA, la voladura controlada del Senado o el desmantelamiento de las empresas públicas en las que se emplean los primos, cuñados, amantes y demás... que más que empresas parecen familias de gitanos, todos tan bien avenidos. Desterrad la ilusión de ver finadas las subvenciones a la Cooperación Internacional contra la Pobreza... como si nosotros no tuviéramos para dar y vender... a la patronal, los sindicatos o a la bazofia de partidos políticos que campean por España. Pensar que el Chupacabra daría matarile al cortijo particular-familiar en el que comen y beben todos los sátrapas del clan es creer en Expedientes X.

Nada.

Seguirá chupando.

Está en su sangre, Monos.

Esa es la naturaleza del Chupacabra.