Es raro el Mundo, sí.
Muy raro.
Hace años, cuando pasaba la mayor parte del día estudiando en
la mediterránea capital romana por excelencia… o haciendo ver que estudiaba…
las cosas importaban más bien poco, se veían con otra perspectiva… como las
imágenes del Callejón del Gato… gordas, fofas, esperpénticas… donde la realidad
se dibujaba mediante charlas en los parques, conversaciones de tú a tú y
nerviosos cafés a primera hora de la mañana, en cafeterías a las que asistías
haciendo gala de tu mejor perfume de seducción. Lo demás, el futuro, era algo
lejano… borroso… impredecible. Para mí, ciertamente lo era.
¿Qué querrás ser de
mayor, chaval?
Me esfuerzo, pero no recuerdo cuál era la respuesta acertada. Qué
respondía al tutor cuando me llamaba a consultas, al director, entre regañina y
regañina… ¿Astronauta? ¿Militar? ¿Profesor de Historia? ¿Escritor? No. No lo
recuerdo.
Es posible que tampoco lo supiera por aquellos días.
Por la radio, a todas horas, sonaba un nuevo grupo… un nuevo
estilo… grunge… Nirvana, con su maldito Kurt, de voz rasgada y mirada triste,
desarrapada… seguido de cerca por una legión de fans vestidas de riguroso luto,
negro de pies a cabeza, que repetían estrofas, dibujaban macabras horcas, le
daban a todo un color oscuro y lúgubre. Mi clase, nuestras aulas, tenían un
rincón de desesperación en la que se asentaba la legión de Cobain, siempre
murmurante… También encontrabas chicos dedicados en cuerpo y alma a tal
corriente, pero jamás fue mi costumbre fijarme en los varones.
Cuestión de principios.
Yo, dentro de la burbuja que era mi mundo, contemplaba
aquellas compañeras de clase… sus miedos, sus dudas existenciales, sus
esquizofrénicas paranoias… y no entendía nada. Fracaso, derrota, soledad… mientras reflexionaba acerca de esa expresión,
esa nomenclatura extraña que utilizaban para referirse a ellos… a nosotros…
Generación X.
Yo, nací el 30 de Marzo de 1979 a las 18:00h… hora de lidia
del toro bravo… en primavera floreciente… con una Constitución Española recién alumbrada e ilusiones y esperanzas por doquier. Libertad,
libertad, sin ira, libertad… y todas esas milongas que se cantaban en las
verbenas del pueblo, borracho de vino tinto y de chicas con rímel en los ojos.
Mis años fueron los de la Generación X… son los de la X…
donde la X es siempre la incógnita de cualquier ecuación. ¿Qué será? ¿Será un
hombre de provecho? ¿Será un desecho de hombre? ¿Triunfará? ¿Fracasará? ¿Tendrá
la oportunidad, siquiera, de triunfar o fracasar? ¿Resolverá, antes de morir, el problema?
La X es siempre la incógnita, Monos, sea la ecuación de
primero o segundo grado. Sea más o menos difícil, la X siempre es esa duda
que acabará resolviendo el tiempo, que todo lo puede. Tan simple como tirar
una moneda al aire y esperar a que salga cara o cruz. Con lo uno ganas, con lo
otro pierdes. Así de fácil.
Así de simple… pero posible.
Yo nací cuando el Sistema se regeneraba, se recargaba,
mutaba en defensa propia… a algo nuevo, pero con cierto olor a natfalina… a algo “mejor”, como todos decían en las esquinas, en los carteles que
adornaban las fachadas, “Vota PSOE”, “Vota cambio”, “Bases Fuera”… esto que tenemos ahora, esto que padecemos ahora,
esta bazofia… esta ruina… esta miseria que anuncia el Caos.
Yo nací y estudié la antigua Educación General Básica en una
escuela pública en la que los profesores, ya pocos, podían soltarte un bofetón
y ningún padre se plantaba con su metralleta en la clase, a media tarde, a
ajustarle las cuentas al villano. Yo estudié un bachillerato de dos vías… letras o
ciencias… sin “progresa adecuadamente”
ni itinerarios propios del Reino de Oz. Yo hice el Servicio Militar Obligatorio. De los últimos
reemplazos antes de que unas sanguijuelas conocidas como "políticos" decidieran que defender lo tuyo, tus propiedades, tenía
que ser tarea de ellos, pues esa no es tu labor… Usted no vale, déjelo en nuestras manos, que conocemos mejor que usted
sus intereses… sus necesidades… sus valores.
Déjenos despejar esa X…
esa “incógnita”... no se esfuerce. Nosotros lo haremos por usted, baby.
Nosotros resolveremos
el problema, chaval. Nosotros abriremos las puertas de ese Nuevo Mundo… ese “otro
Mundo es Posible”… donde todos juguemos a un corro de la patata igualitario,
pacífico, inter-mega-chachipiruli-globalizado, en el que todos seremos
hermanos, el amor será libre como el cóndor que pasa y no habrá más Dios que el
Bolsón de Higgs y la Pachamama presentando el Gran Hermano. Un Mundo Feliz,
chaval, en el que nadie te preguntará qué quieres ser o con quién te quieres
acostar esta noche.
Y el problema está en vías de ser resuelto. No para
nosotros, para los chicos de la X, que seguimos buscándoles el sentido a la vida... a este Mundo raro que nos fabricaron nuestro mayores... pero sí para los que vendrán después… esos que nacieron con el WoW,
con los teléfonos móviles y las pantallas planas 3D full equip. Esas generaciones… la Y… la XY… Esas generaciones no
tienen que preocuparse de nada. Todo está al alcance del servidor de Internet,
previo pago de una tarifa plana que los convierte en números de un código binario
finito, delimitado, con fecha de caducidad. Incapaces de valorar qué está bien
y qué está mal, esas generaciones se deslizan a un precipicio libre de piedras,
orgullosas, luchando por ese ideal postizo que aquellos que mueven los hilos
les inculcaron vía intravenosa.
Los nuevos, los virginales, carecen de incógnita, Monos. Su
futuro está claro como un día de verano.
Y asusta su futuro, Monos, pues ellos no conocieron el Miedo y no pudieron vencerlo.
Y asusta su futuro, Monos, pues ellos no conocieron el Miedo y no pudieron vencerlo.
La verdad es que la vida es muy curiosa.
Hoy, tras otra hoja más caída del calendario, esa frialdad, aquella
animadversión que sentía por Nirvana… por el maldito de Kurt… ha dejado paso a
cierta admiración. Generación
X, decían. Una generación que no sabe bien a dónde va… en qué acabará… perdida... ¿Con
cuántas piedras tropezará antes de finar, como todo ser viviente, rodando cuesta
abajo camino del desfiladero?
Nosotros, los de mi generación… la X… fuimos agraciados con
los últimos coletazos de algo que funcionaba, a trompicones, pero funcionaba. De
esos últimos fogonazos pudimos, para bien o para mal, sacar nuestras propias
conclusiones, hacernos un mapa del mundo, decidir si la X era X, o la X es Y. Gozamos
de lo auténtico y padecimos, padecemos, lo relativo… lo vulgar… esa falsa
libertad que todo lo envuelve, hipnotizándonos con su ilusión, encantador del que
incluso “el caballero de la triste figura”
intentó prevenirnos.
Una mañana, las compañeras de clase comprobaron como el
negro de sus ropas tenía, verdaderamente, razón de ser. El maldito de Cobain,
en un acto de libertad matemática, se descerrajó un tiro… y su X se despejó en
forma de sesos y sangre.
Él decidió por sí mismo.
¿Qué quieres ser de mayor, chaval?
Hoy, esa pregunta, ya no se hace en las escuelas. La respuesta
es obvia. Fácil. Intrínseca a la tecnología y al oráculo del mando a distancia…
… pero yo, Comandante en Jefe, os digo… hoy… que no tengo ni
puta idea de qué quiero ser de mayor.
Y eso, a diferencia de tantos, hace que me sienta pleno…
dichoso… inmortal…
… y libre.
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... o quizá sólo esté feliz.
6 comentarios:
Me tienes que da la formula de como escribes estos magnificos posts.Pero que bien has retratado a tu generacion,el final es algo nihilita pero honrado,un abrazo amigo mio,
¡Felicidades Atrasadas, Querido HEREP!
¡Verdades Como PUños Salen,-Como Siempre-, De Tu GENIAL PLUMA.
Excelente REtrato e Una Generación Que CONOZCO DE PRIMERA MANO, Pues Mi Segundo Hijo, Es De Tu EDAD.
Aparte De Que También CONOZCO Y COMBATÍ EN SU CONTRA, La MIERDA DE SISTEMA DESCULTURIZADOR Y ANTIPATRIÓTICO QUE "LA MAFIA DEL MORROS", CON TODA LA AYUDA DEL MUNDO MUNDIAL, DE DENTRO Y FUERA, IMPUSO AQUÍ DESDE 1982...
¡Que ASMODEO SE LOS LLEVE A TODOS Y NOSOTROS LO VEAMOS, GENIO!
Un Abrazo Fuerte Y Un Brindis Con ORUJO GRAN RESERVA!
Y
¡¡RIAU RIAU!!
Una generación que creció al albur de una gigantesca burbuja de creimiento económico,despilfarro y oropeles y que se ha despertado -de golpe - en medio de un devastado paisaje donde no sólo ni hay trabajo, si no lo que es peor, perspectiva alguna de futuro.
Con todo, es cierto también que esa generación JASP creció en una sociedad cada día más huérfana de valores y principios morales y éticos.
Ahora, muchos se llevan las manos a la cabeza e incuso optan por la pose de "indignados" vociferantes.
Pero mientras existió la época de "vacas gordas", callaron como meretrices y disfrutaron de la orgía del dinero fácil y de los préstamos hipotecarios a todo animal bípedo que pasara frente a la sucursal bancaria.
Tarde para llorar.
Mi generación no pasará a la Historia, Agustín. Para nada... aunque me queda el consuelo que las que nos siguen, menos.
Un abrazo, neozelandés.
Una vez te leí unas palabras sobre el "plan oculto" de los Rockefeller boy's para que, mediante la MTV, la juventud quedase anestesiada y narcotizada.
Pues... ete aquí... Ya la tenemos, Old. Ahora a esperar el siguiente paso de la "hoja de ruta", camarada.
Triste, pero real como la vida misma.
Un abrazo y un brindis por esa limpieza en seco que cada día se hace más y más necesaria.
¡Riau!¡Riau!
Yo no creo que se pueda hablar de JASP, Natalia. Eso era parte de un anuncio de TV con el cual nos pretendían vender un coche... y nos acabaron endosando un gol... una ilusión que consistía en creer que las cosas se estaban haciendo bien cuando, como bien dices, se aparcó cualquier valor en beneficio del parné fresco, fácil y barato.
Ahora, como bien dices, es tarde para llorar... aunque yo, de llorar, más bien poco.
Que cada palo aguante su vela.
Un abrazo.
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