Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

19 sept 2012

Sesión Golfa (XIII)

TÍTULO ORIGINAL. La vida de Brian
AÑO. No consta
DURACIÓN. Indefinida
PAÍS. No consta
DIRECTOR. Anónimo
GUIÓN. Desconocido
MÚSICA. Imran Firesat
FOTOGRAFÍA. Anónima
REPARTO. Anónimo
PRODUCTORA. Anónimo
GENERO. Gore
SINOPSIS. La película nos narra la vida y obra de Brian, un pequeño muchacho nació en La Meca allá por el s. VI d.C. Huérfano de padre, pronto queda, también, huérfano de madre. En este clima proclive a la exclusión social, va saltando de familiar en familiar y de paliza en paliza. Su carácter, tras dos minutos de película, muestra un claro salvajismo innato que, durante esta parte inicial de la cinta, va afianzándose a medida que el muchacho empieza a beber de las fuentes del crimen y el latrocinio. Falto de cariño y autoestima, Brian pasa el escaso tiempo libre que le resta, tras sus labores pastoreando las cabras familiares, envidiando las riquezas de las dos tribus urbanas que, por aquella época, señoreaban por los cenagales de La Meca: los judíos y los cristianos.

Pronto la envidia gana el pulso a la escasa decencia y, cuchillo jamonero en mano, empieza a segar cuellos en busca de dientes de oro… y Poder, porque nuestro pequeño, marcados en la cara los cinco dedos de un bofetón, ansía tener a todos los miserables a sus pies… y sabe muy bien que el Poder bebe de las fuentes de la riqueza.

Al segundo puñado de palomitas el espectador contemplará cómo Brian ya tiene una fuerte escolta de analfabetos y pordioseros a sus órdenes que, deseosos del vil metal, arrecian en sus persecuciones nocturnas contra las bandas rivales y los templos sagrados de éstos, repletos de riquezas y tesoros. Se funda así el Frente Brian de Expoliación, con más de un centenar de afiliados. Sin embargo, las actividades de Brian no son demasiado bien vistas por el populacho y la burguesía de la alfombra barata, por lo que nuestro héroe decide cambiar de táctica.

Y, ¿qué hay más honorable que el matrimonio casto y puro? ¿Cuántas violaciones no se olvidarán si nuestro héroe contrae matrimonio con una mora “bien”? Dicho y hecho. Tras pasar cinco minutos haciendo gala de todo su repertorio romántico, la pobre cuarentona, quince años mayor que nuestro galán, cae rendida a sus pies.

Es a partir de este punto donde la película experimenta un giro plástico de notable importancia. La suciedad del plano y la oscuridad de la iluminación dejan paso a una imagen más nítida, de mayor enfoque… con una poderosa luz clara y pura, casi divina. El cambio se ajusta a una nueva etapa en la vida de Brian, marcada por la opulencia y la majestuosidad que su nuevo estatus le proporciona.

Así, aunque la senda criminal y los deseos de Gloria eterna siguen transpirándose por todos y cada uno de los poros de su piel, este sudor amargo parece más perfumado… más limpio… más fresco. De delincuente callejero, Brian pasa a codearse con los más elevados estamentos de La Meca y, merced al comercio de contrabando, los tentáculos del Frente Brian de Expoliación se expanden hasta diversas ciudades vecinas como los regueros de pólvora.

Con esta mutación… con este ascenso desde la delincuencia callejera hasta la cúspide del padrinazgo del hampa arábiga… en apenas quince minutos… se muestra la maestría de una dirección y un guión exquisitos, dejando a la altura del betún la trilogía de F. Ford Copolla.

Y más cuando, apoyado en una escenificación grandilocuente, nuestro protagonista decide ponerse el mundo por montera y apostarlo todo al rojo. Brian, deseoso de más dinero y más Poder, decide dar un paso más y tras largas jornadas de reflexión con el núcleo duro del FBdE, llega a una conclusión: “Yo, para ser feliz, quiero una religión. Como los judíos y los cristianos”. Una corriente filosófico-teológica que, tomándole a él como profeta único e indivisible, le reporte la fidelidad inquebrantable del rebaño tal y como sucediera en su infancia con las cabras de sus parientes. Y, de paso, iguales riquezas que cristianos y judíos.

Es de esta guisa como la película entra en su metraje más cómico e irreverente. Con una ausencia total de diálogo, una serie de imágenes en las que se ve a Brian devanarse los sesos en una cueva perdida en la montaña van sucediéndose mientras se cruzan músicas quejumbrosas y esculturales danzarinas del vientre. Cortina de estrellas, Brian partiéndose la camisa a lo flamenco. Cortina de estrellas, danzarina del vientre. Cortina de estrellas, Brian haciendo ver como que lee. Cortinita de estrellas, danzarina del vientre. Cortinita de estrellas, Brian degustando tofu.

Entre músicas y vientres, el espectador asiste a la elaboración de lo que ha de ser la religión definitiva, azote de cristianos, judíos y demás infieles de guardar. Pronto, las lisas paredes de la cueva se convierten en pizarras plagadas de garabatos y leyes en los que ha de basarse la obra del nuevo dios de Brian, echo a su imagen y semejanza. Al fin, tras las fanfarrias de los cielos, Brian clausurará el antiguo Frente Brian de Expoliación y funda el nuevo Frente Brian de Integración, o Integrista, encargado de expandir la palabra y difundir la vida y obra del nuevo enviado celestial.

En tres segundos los postulados del FBdI serán pregonados ante la atenta mirada de un espectador que no acabará de entender ninguno de ellos… aunque, según rumores entre bambalinas, “nada de eso importa”. Las directrices, recogidas en un tocho de más de diez páginas, presentan el modelo a seguir para todo aquel que quiera alcanzar el Paraíso celestial… y el modelo es…. tachan, tachan… el propio Brian. A diferencia de otras religiones, la teología de Brian se basa en el modus vivendi del nuevo dios. Él será quien indique qué se debe hacer, cómo se debe vivir, quién ha de erguirse con el papel de juez… El Libre Albedrío quedará desterrado en beneficio de la conducta “sultanata” y todo aquel que no acate la nueva norma será perseguido por infiel y agitador del pueblo.

Alzado hasta la cúspide de los cielos, todas las puertas quedarán abiertas para nuestro joven Abraham. Todos sus actos y sus obras quedarán justificados ante los ojos de los hombres, pues él es quien ha sido tocado por el dedo del altísimo. Amparándose en la nueva fe, el crimen organizado de antaño pasaba a estar legalizado de facto, aunque para ello es necesario expandir la nueva doctrina aumentando el número de fieles a la causa.

Para ello, como sabio conocedor que es de los más bajos instintos del ser humano… pues los tiene todos… añade píldoras sexuales a su mensaje profético, sabedor de que el número de fieles se multiplicará por ciento y la madre. En un monologo silente, el director da a entender que Brian, cansado de su vieja y fofa esposa, alumbra la idea de darle a su religión una base legal para justificar un odio hacia las mujeres nacido gracias a los escobazos que, de infante, le propinaba su tía, allá en el desierto. A lápiz y en tres rayas, escribe lo que será el Código Penal Brianés, predicando que su dios es un “tío macho” y que la mujer no pinta nada a su lado, así que mejor tapada hasta las cejas. Los hombres, pillines ellos, podrán tener un pequeño harén… y, dicho y hecho, Brian le da la patada a su santa y se compra una niña de nueve años. El fornicio es sagrado… y la violación, un mero tirón de orejas.

Siempre que seas fiel, claro. Si eres infiel, de la primera no sales vivo.

Y, de nuevo, el sufrido espectador se encontrará ante un cambio de registro en el aspecto estético de la cinta. El dorado y la pureza divina son sustituidos, gracias a la magia del séptimo arte, por unas tonalidades carmesí… rojizas… signo inequívoco de la llegada de la acción y la sangre.

Que es, y mucha.

Sentado ante la enorme pantalla de la sala de estreno, el espectador asistirá a una larga secuencia… muy larga… de crímenes, asesinatos, violaciones, más asesinatos… bombazos a diestro y siniestro… degollaciones… Mil barbaridades en nombre de la nueva fe y la supremacía del dios que nació de la montaña para justificar la guerra santa. En pocos metros de cinta, el guionista nos muestra interminables conflictos y asedios a ciudades “plagadas de infieles”… amén de ricos tesoros para el ajuar de un Brian a cada segundo más sediento de un Poder tan esquivo en su tierna infancia y tan al alcance de la mano ahora que ya es casi un anciano. El mundo entero se pliega a la doctrina de este cabrero venido a más y en todos los rincones del globo, hordas de fieles se emborrachan entre rezo y rezo… siempre mirando hacia la casa de Brian… agradeciendo el regalo de servidumbre que su profeta… su Dios encarnado… les confeso tras entrar en trace con el más allá.

Litros y litros de sangre corren por la pantalla entre luces esquizofrénicas y epilépticas. Persecuciones, quema de banderas, leyes pisoteadas, plagas de langostas, barcos destartalados cruzando los más anchos mares… hombres colgados de los árboles, de los puentes, de las grúas… pedradas contra la cabeza… infieles quedamos a lo gonzo…

… y el espectador avispado, una vez acabado el cubo extra grande de palomitas y llegadas estas secuencias de la película en las que el odio y la violencia religiosa acaparan todo el argumento… sin atisbarse ninguna presencia de cualquier anti-héroe que, este sí, predique las “verdades del barquero”, y con la única curiosidad de observar cómo, paso a paso, las hordas de Brian van acercándose a esa línea que marca la frontera de su casa… debería abandonar la sala, presto.


Si no lo hace, corre el riesgo que, mientras sigue esperando el final feliz, los valientes del Frente Brian de Integración irrumpan en la oscura sala en busca de infieles a los que saquear.


2 comentarios:

Old Nick dijo...

¡JUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAAAAAA!
y
PLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLSPLASPLASPLASPLASPLASPLASPLAS
¡D E S C O J O N A N T E Y T A N R E A L C O M O L A V I D A M I S M A!
¡Todo un ëxito de CRÍTICA Y DE PÚBLICO, QUERIDO HEREP!
Y omo Sugerencia Final, Yo Pondría un Puesto de Armas y Municiones En La Puerta del CINE, Para Que, -Una Vez Vista la Pelicula-, Los AVISADOS ESPECTADORES, Pudieran COMPRARLAS Y ASÍ PODER DEFENDERSE SI A LOS MORI-CACOS SE LES OCURRE ATACAR CASAS Y FAMILIAS DE INFIELES...
¡Y La Guinda Del Pastel!
FRANCIA, ACOJONADA POR "EL VÍDEO DE MARRAS", SE BAJA LAS BRAGAS Y "CIERRA COLEGIOS Y EMBAJADAS" POR SI LAS MOSCAS, MIENTRAS METE MIEDO E INTENTA "CENSURAR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN" Sin HACER LO QUE TENDRÍA QUE HACER... DAR LEÑA EN EL "INTERIOR" A LOS ELEMENTOS "PELIGROSOS" Y EN EXTERIOR, MOVER UNA CONTRAOFENSIVA DIPLOMÁTICA "ANTI-HISTERISMO ISLÁMICO", CORTÁNDOLES LA PASTA, CADA VEZ QUE SE CARGUEN A CRISTIANOS O "AMENACEN DE MUERTE A CUALQUIERA QUE NO RESPETE A SU PROFETA"...
Si No ACTÚAN, QUE SE VAYAN PONIENDO LA VASELINA.
Un Abrazo, GENIO.
Un Brindis POr EL DESPERTAR Y EL REARME MORAL Y DEL OTRO.
Y
¡¡RIAU RIAU!!

Herep dijo...

Perdona, Old... no ví tu comentario!!!

El buenismo está profundamente asentado en Europa, amigo mío, y parece que dicha filosofía también ha cruzado el charco.
Pensando mal, diría que es una acción perfectamente orquestada por esos que, desde las sombras, mueven los hilos... arreciando a la horda islámica contra una pacifista masa occidental que, llegado el momento del agrabio máximo, responderá no ya con balas, sino con misiles.

Eugenesis avanzada, Old.

Y las fieles ovejas, de cabeza al matadero.

Un abrazo y un brindis por los planes futuros que, dibujados por manos humanas, corren siempre el riesgo de acabar saliendo rana.
¡Riau!¡Riau!