Revisando el refranero

Más vale malo conocido que bueno por conocer.

El refranero español es sabio, Monos. En él podremos encontrar centenares de sentencias que no son más que fieles reflejos de la realidad cotidiana que nos aguarda al girar la esquina.

Cualquier esquina.

Yo, del señor que aparece en la fotografía que acompaña esta escueta entrada, poco conozco. Y menos aún recuerdo. Me vienen flashes a la memoria en los que aparece perfectamente envuelto en trapos de Armani, doble capa de gomina al pelo, sonrisa de anuncio… por aquellas fechas era banquero. Un gran banquero conocido en el mundo entero.

Con 24 años aprobó las oposiciones a la abogacía del Estado y, tras un fugaz periplo por la industria farmacéutica, acabó dirigiendo los designios de Banesto, aupándole la gestión realizada en él a las más altas salas VIP del Poder en este país nuestro conocido como España. Nombrado Doctor Honoris Causa, tertuliano habitual de su Majestad el Rey de España, confidente de las consejerías políticas…

… hasta que, un buen día, la Justicia española cayó sobre él como una losa de mármol, enterrándole en una profunda mazmorra física y psíquica. El sueño se tornó pesadilla y todos aquellos que, horas antes, habían estrechado con fuerza su mano, corrieron a comprar disolvente y ácido para borrar toda huella de tal felonía.

Yo no sé mucho de este señor.

No sé sí, tras los barrotes, expió esa dudosa y secreta afición por el mandil graduado… la escuadra y el cartabón de Isis… a mover los hilos tras las sombras de la logia… No sé si su condena fue justa o injusta aunque él, mediante la publicación de varios libros, ha intentado explicar el por qué del misterio. Y digo misterio porque todo lo que orbita alrededor de la Justicia Española… esa puta vilipendiada… huele que apesta.

La verdad, pero, es que nunca me interesó demasiado su persona. Eran otros tiempos y tenía otras aficiones.

Pero sí sé un par de cosas del Sr. Mario Conde.

Sé, por ejemplo, que cumplió condena por el Caso Banesto. Pisó el trullo, Monos, y eso, en un país como el nuestro, no es cosa común. ¿Un banquero en la cárcel? ¿Un “aspirante” a político en la cárcel? ¿Un “compadre” de la “Democracia Tipical Spanish” en el talego?

Buf.

En España, paraíso de la corruptela partitocrática y política, del compadreo de escaño, de la manipulación interesada… Un país en el que se liberan terroristas y desaparecen niños asesinados, con presiones a los jueces día sí, día también, con 200 muertos esperando Justicia… con chivatazos policiales a las bandas armadas… con políticos que mienten más que hablan, políticos que desacatan leyes del Tribunal Supremo, politicastros que chantajean perfilando sombras de “conflictos civiles”, “guerras”, “balcanizaciones”, “conspiraciones”… magistrados pasados a escritores y togas enfangadas en las que relucen más medallas que las que puede colgarse al cuello el dios Phelps…

Aquí, Mario Conde cumplió condena.

Y salió…

Ayer se subió a la palestra y con el típico estilo de vendedor de submarinos, anunció su entrada en política. Otra vez, como antaño. No tengo nada que perder. Volver a la cárcel ya no es un impedimento. Tengo fijada allí mi segunda residencia. Supongo que, como a tantos y tantos españoles, la situación por la que pasa el país ha acabado colmando el vaso de su interior paciencia. Se marcó un discurso entretenido, al estilo de las convenciones americanas, micrófono en mano, chistes intercalados, y una visión de futuro concreta.

Recordemos, eso sí, que los políticos… y los banqueros… son grandes expertos en esto de vender un futuro que acabará convirtiéndose en humo negro… pero, viendo la reacción adversa de los que, ahora, serán sus enemigos en la liza parlamentaria, su irrupción viene a significar otra bocanada de aire fresco. Sus adversarios, recelosos y cainitas, le achacan su paso por prisión… ¡Ellos!, cuando esas vacaciones entre barrotes una prueba de su honradez… mientras estas mismas ratas de cloaca partitocráticas son capaces de tomarse unos cafetitos con artistas del tiro en la nuca mientras suplican por la "paz del corral".

La reinserción, amigos, va por barrios. De nuevo la ideología progresista tropieza con el mismo pedrusco que, desde que fue parida, lleva anudado al cuello: la doble moral de su totalitarismo. Este sí, este no… está me gusta, me la como yo…

No, Monos. Yo no conozco en demasía la figura de Mario Conde… pero, dentro de mi miserable humildad, puedo deciros que el refranero español, sabio donde los hubiere siempre y cuando A=A, se equivoca en esta ocasión.

En Chirigota Española, s.l., A no es A…

… y cualquier cosa por conocer es mejor que la escoria que tenemos ahora mismo.