Hoy es 31… último día de un mes que acaba… Mayo de 2012…
2012… ¿con cuántas cosas acabarás, 2012?... ¿acabarás, quizá, con el Mundo,
2012? ¿Quedará algo, amigo mío?
Las ilusiones de los chavales que se aglomeran ante las
facultades, a la espera de realizar el examen que les ha martirizado el sueño
durante las dos últimas semanas… las chicas que vestidas con trajes de seda
firman su primer contrato de trabajo, en una tienda de ropa a la moda… los
ancianos que acompañan a los nietos al parque, a media tarde, cuando el Sol
está camino del ocaso…
… los sueños… los proyectos… el nacer, crecer y morir…
¿Quedará algo, 2012?
¿Qué te llevarás mañana, cuervo de mil colores?
Hace 18 años… en una curva rápida… te llevaste a Ayrton
Senna… así, sin hacer ruido, mientras yo, despistado, abría una bolsa de patatas
fritas ante el televisor apartado en el comedor… ése que nunca se encendía…
ése que quedaba reservado para mí, y mi soledad perfumada de gasolina, aceite y
goma caliente.
Fue un 1 de Mayo primaveral… aunque no recuerdo que brillara
el Sol. Las nubes grises estuvieron mucho tiempo sobre el cielo, amenazando
lluvia… incluso algunos lugares, mágicos, se desperezaron húmedos de rocío
muchos amaneceres… y demasiadas almohadas fueron descubiertas con pequeñas
perlas de sal…
Unos años antes, Negra Parca, también en tu cómplice mes de
Mayo, viste cómo se reía de ti la futura presa, doblándote al final de carrera,
sobre el mismo circuito de Mónaco que le había visto nacer, crecer y liderar. De nada sirvieron los diluvios y los rayos, Muerte. Era más rápido que tú, triste.
Todo en Mayo... tras varias curvas rápidas… y banderas a cuadros…
Como aquella que cruzaste, en tu debut en las calles del Casino… anteayer hizo 20 años… mientras
alzabas el brazo en señal de victoria… bromista aquella jornada, pero fiel
amiga durante los años siguientes… pocos… pero que todavía hoy parecen haber
sucedido ayer. Un ayer eterno… como el de nuestra España… en el que siempre te
apareces adornado con tu collar de frescos laureles, como un Emperador de
antaño pasando revista a las fieles legiones.
Todos los años hay un
campeón, pero no siempre hay un gran
campeón, decías cuando tus pies pisaban tierra firme… ausentes de su
hábitat natural… como pez fuera del agua… como pájaro al que le fueran
arrancadas las alas…
Y tú, Ayrton, aquellos mediodías de un rencoroso mes de Mayo,
sobre las calles de Mónaco, demostraste al Mundo qué era “un gran campeón”. Un As. Un genio... sin ayudas en la tracción, la dirección... la aerodinámica... Igual que el cirujano que opera a corazón
abierto, a altas horas de la madrugada… sin sueño, cansancio o desidia. Montado
sobre tu cafetera apellidada Toleman, Lotus o McLaren, te lanzabas a dar
vueltas y vueltas sobre el circuito urbano con la misma gracia, seguridad y
constancia como haría un hámster en el chiquipark habilitado en su jaula. Una
vuelta tras otra. Un giro tras otro… más rápido que el anterior… recortando
tiempo, con la vista puesta en el primero de la fila, buscando el hueco
imposible…
Esos días de Mayo contemplaron, desde un yate millonario
atracado en el muelle del lujo y la soberbia, un muchacho de Sao Paulo… ciudad
sin yates… presentar sus credenciales al Olimpo de los Dioses del Motor… y, en
la calenda del mismo mes, unos años más tarde, se firmó el acta de
santificación.
Curva rápida… y bandera a cuadros…
La victoria, bromista de nuevo, se cobró un alto precio. La
corona de laurel, revestida con destellos de leyenda, costó el precio de una
vida. La tuya. La del Astro brillante… ése que no se apagará mientras sigan
existiendo hombres que, en noches estrelladas, miren al cielo. Allí, rodeado de
buenos amigos, charlarás con almas acicaladas con camisetas de la F1…
manteniendo viva esa amistad que fraguaste con Dios, con quien decías hablar
cada vez que volabas sobre Eau Rouge.
Quizá también Él lleve puesta la vieja camiseta de McLaren.
Ese día llegará, puede
ser hoy o dentro de cincuenta años, pero la única cosa segura es que llegará.
En Ímola, durante el Gran Premio de San Marino, un día del mes de Mayo de 1994,
cruzaste la última bandera a cuadros. Habías vivido tanto… habías volado tanto… habías
pisado hierro contra hierro tantas veces que, en un segundo, tu vida se vio
consumida.
A 200 km/h.
Pocos viven a esa velocidad. Lo más, 10 km/h en el circuito
sofá-nevera-baño-sofá. Con suerte, un puñado de pulsaciones más alguna noche
afortunada compitiendo entre las sábanas. El corazón de los sumisos es de larga
duración.
Sentado en mi solitario sofá, observaba mudo cómo tu cuerpo
quedaba inerte, en el repentino féretro en el que se convirtió tu cockpit, perdí el apetito mientras,
azuzando la vista, creí observar una sonrisa a través del deformado casco. Una
sonrisa de liberación… de sorpresa… un gesto educado de agradecimiento a todos
aquellos que, a las puertas del Olimpo de los Dioses del Motor, esperaban
entusiasmados a su hijo predilecto.
Como los buenos toreros, morías en la plaza… sonriendo…
feliz… como no podía, ni debía, ser de otra forma. La Gloria fue tuya.
Tú, Ayrton Senna da Silva, eres leyenda. La curva de Imola
es leyenda. La bandera a cuadros… Leyenda.
Sobre el negro asfalto vino a buscarte la Negra Parca aquel
mediodía de Mayo. Eran muchos los días que había pasado tras de ti, dándote
caza sin éxito. Cansada y derrotada, eterna segundona tras tu estela, erigió el
muro la noche previa a la carrera. Montó la trampa y tú, valiente, la
afrontaste de cara…
… pie a fondo sobre el acelerador.
Muy rápida la vida, Ayrton… Muy Rápida.
Los cobardes mueren
varias veces antes de expirar. El valiente, sólo una vez prueba la Muerte.
Ayrton Senna.
8 comentarios:
La cita final de Ayrton Senna me recuerda, amigo Herep, lo que, en otro contexto, decía un viejo religioso, refiriéndose a los que, con tanta frecuencia, pierden el tiempo en la vida: "Algunos mueren a los dieciocho años, y los entierran a los ochenta."
No te sabía tan aficionado a los vapores de la gasofa. Antes eran carreras ahora es muy aburrido. A Aitor se lo cargaron los ingenieros si no la parca no le hubiera echado mano jamas.
Saluditos.
El 1 de Mayo es para mí un día de alegría. Unos nacen y otros mueren, así es la vida Herep. Bonito recuerdo para el campeón.
V el otro dia el documental "Senna" en Digital + junto a mi "santo", y ciertamente, añora una esa manera de correr yc ompetir a tumba abierta, siendo el más rápido, talento puro,diversión y afán de ganar, sin tecnología, sin ayudas, con el puñal entre los dientes.
Me gustaba Senna por que era sincero, por que decía lo que pensaba, por que no se rendía ante el establishment de la FIA ni doblaba el espinazo ante el políticamente correcto, ante el "guardiolesco" Alain Prost.
Me gustaba Senna por que era como John Mc Enroe o como Mourinho; gladiadores honestos y sinceros, ganadores, puras sangres sin más límites que los que Dios puede poner en su camino.
Unos pierden el tiempo, Tío Chinto... y otros exprimen hasta el máximo el poco tiempo del que disponen.
El inconveniente es que, en este asunto, cuando uno se da cuenta del error acostumbra a ser demasiado tarde.
Un saludo, campeón.
Mucho, Zorrete.
Pero sólo la F1. Las motos... pfff...
Antes, como bien dices, eras más "apasionadas". Ahora, todo telemetría, geometría y aritmética.
Y no. Jamás le hubiera agarrado. Ahora que lo tiene en sus garras, de vez en cuando, consigue hacerle un interior.
Un abrazo.
Tienes razón, Candela.
Todos los días suceden mil cosas... y eso produce mil sensaciones y recuerdos.
Un abrazo.
NOTA. Lo del 1 de Mayo y tu felicidad no vendrá de la banda "sindicalista", no?
Lo he visto, Natalia... y es un gran homenaje al más grande.
En los deportes, como en la vida cotidiana y vulgar que nos rodea, hay personajes que no se conforman con los límites... con lo políticamente correcto... e intentar llegar más allá.
Plus Ultra, amiga mía.
Esa savia es fresca. Agua para el sediento.
Un abrazo.
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