Hoy se cumplen veinte años del atentado terrorista de Madrid.
Veinte años...
... y la lista de preguntas
sigue ahí, a la espera de respuestas.
La costumbre de la efeméride en la era de la razón líquida,
sin embargo, ha restado pujanza al deseo de conocer la Verdad: no en este
grupúsculo de monos venidos a menos, sino en una mancha humana que… veinte años
de dudas y visto en perspectiva… quizá jamás tuvo intención de saber.
Casi doscientos muertos y
varios miles de heridos son el tablado flamenco sobre el que zapatea la
sociedad de progreso-multi-guay-del-paraguai que fue parida al compás de la
democracia setenta-y-ochera, la traición y la cobardía supina.
A las palmas de tan
alabado y afamado grupúsculo, la hez del cuarto poder… antaño fiscalizador y
hoy mera comparsa a sueldo pecuniario o en especie.
2004 – 2024.
Veinte años… y la
sospecha, la duda que nos ha acompañado en este viaje a lomos del globo azul
por la inmensidad del vacío cósmico, hoy… ayer… siempre… lo es menos, pues se
tornó más cierta… palpable… quien quiera ver, que vea.
Porque veinte años
después, Chirigota Española, s.a. es más cenagosa que nunca, con un producto interior
per cápita idéntico al que amenizaba las pantallas de los economistas de cabecera
aquella lúgubre mañana de finales de invierno. Tiempo perdido, futuro robado,
vidas hipotecadas.
Los enemigos de la Nación,
al son de los aplaudidores de las ocho en punto de la tarde, se alzan como paladines
de la democracia y la convivencia; el terrorismo es el garante de la paz; la
morería rebanacuellos augura el futuro de las pensiones; el golpismo catalufo de
Nivel-C (de catalazi) es amnistiado y, pronto, subvencionado… los patriotas anda
por las redacciones de los periódicos siendo tildados de fascistas al más puro
estilo komintern… las fuerzas económicas del país, vilipendiadas en nombre de
los primus inter pares de Davos… los narcos y sus perros guardianes copan las
listas de ídolos de la juventud mejor preparada de la historia de España… el
sultán bujarra de Jovenlandia afila teléfonos pinchados perfilando venganzas
con forma de islote perejil… por doquier, la risa, la chonza de la abuela
haciendo tertulia sentada en compañía a las puertas de su casa en la desusada
España castiza, desacomplejada y orgullosa de antaño, ha sido sustituida por la
alarma y el barrote en la ventana. Las mujeres ya no besan, sino escupen. Los niños,
pronto, pierden la inocencia.
Pero no lloréis ¡oh,
Monos míos!, por las miserias de esta ingeniería social orwelliana.
Todos somos culpables.
Desde el momento en el
que no se quemó en la pira de los muertos… desde el instante en el que no
hicimos que ardiera el Régimen… la
ciénaga de desolación y muerte que vio la luz con el fogonazo de las bombas,
las protestas sectarias y la mentira institucionalizada, fue lo único que,
veinte años atrás, se apeó victoriosa del viaje en tren.
Desde aquel día, todo es
11-M.
… y hay que pagar la
fiesta.