El Gomierdo de España, por boca de su presidente, anuncia hoy en el diario del régimen masonazo que no moverá ni un pelo de su barba para frenar la declaración de independencia de los separratas catalanes. Según sus tiempos, todos sus denodados esfuerzos irán dirigidos a que dicha declaración -con balcón o sin él- no se ponga en práctica, por lo que hemos de suponer que, atendiendo al ejemplo diplomático con el que el ministro de exteriores -y demás liendres del consejo- ha respondido al esperpento goebbeliano de los señoritos de Pedralbes, la acción quedará reducida al envío de un burofax a las cancillerías europeas y mundiales restando validez a la vomitona del golpismo de barretina. Tranquilidad, queridos: independencia de boquilla; nada de hechos sean consumados o no, podría decir, economizando el parné, la nota publicada por el abnegado tontolaba (uno más) de exteriores. Esto es todo, lumpen: misión cumplida; ya puede el consejo de miserables irse de puente del Pilar o quedarse, los más sufridos, al "coñazo de desfile".... que espero (cirio le pongo a nuestra patrona) venga acompañado de un abucheo general y una maldición particular que hagan temblar el corazón de la Nación.
Una a una, las líneas rojas que el Iluminado de La Moncloa ha ido dibujando en el ser de España... el precio insolente que el cobardón gallego ha puesto a la dignidad de nuestra Historia... se han ido viendo superadas por una caterva de supremacistas-nazionalistas que serían el hazmerreir de cualquier país medianamente serio. El maldito Estatut que prometieron aprobar fuere cual fuere su contenido, las prohibiciones del Supremo, las advertencias del prostitucional, la afrenta del 9N, la del primero de Octubre, las razzias de los segadores carlistas del interior cejijunto contra los displicentes, el menosprecio y escarnio al que se ha sometido a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, el dispendio del dinero de todos los españoles en la preparación del golpe, la mofa, la vergüenza... la náusea...
... todo ha ido siendo superado por los totalitarios del Palau (y templo) ante la pasividad cómplice de Mariano Rajoy, el Iluminado. Tus fronteras, tus líneas rojas, la dignidad nacional que tu cargo representa... Todo borrado como hace el mar en su infinito vaivén resacoso.
Pero próxima está ya la línea que ha de perfilarse alrededor de tu cuello, miserable.
Y será de hecho, y será de derecho.
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