Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

4 sept 2017

Epopeyas


Rendiose el San Juan, y cuando subieron a bordo los oficiales de las seis naves que lo habían destrozado, cada uno pretendía para sí el honor de recibir la espada del brigadier muerto. Todos decían: "Se ha rendido a mi navío", y por un instante disputaron reclamando el honor de la victoria para uno u otro de los buques a que pertenecían. Quisieron que el comandante accidental del San Juan decidiera la cuestión, diciendo a cuál de los navíos ingleses se había rendido, y aquél respondió: "A todos, que a uno solo jamás se hubiera rendido el San Juan".

Así narraba Galdós la caída del Nepomuceno; la muerte de Churruca. Trafalgar.
El otrora buque insignia de la Armada, vedlo monos en la fotografía adjunta, arrió días atrás en el puerto turco, morada del gran sultán, donde una plaga de termitas darán buena cuenta del acero del pequeño portaaviones.
Imagino la escena. De agujeros escarbados en el suelo, cien mil dentaduras devorando una víctima que chirría amargamente y se lamenta por los milloncejos perdidos en pringosos sobres que lo condenaron al desguace. Sudor, hez y lágrimas, todo junto, a la sombra de un aserradero comido por el óxido y la podredumbre del desierto emturbantado.
A cien mil hienas se rindió el R11, príncipe de asturias.
Infinita tristeza.
Ni rastro de la ceremonia de la entrega del pabellón; no se oye ningún tintineo de sables; en un Mundo Raro que gira y flota en la nada, la consideración que el viejo imperio católico despierta en los principales actores del gran teatro es ridícula, irrisoria, desconcertante como lo es ver la vergonzosa resistencia de un escarabajo caído en el desfiladero de la hormiga león.
Todo gira y gira, las naciones se preparan, las estridencias son de las piedras de afilar aceros, la no-proliferación es cosa del pasado. Se suceden las ferias, los contratos de investigación y desarrollo, nuevas generaciones armamentísticas, el alza del presupuesto. Si vis pacem para bellum. Tensiones diplomáticas, un estudiado juego de peones, el reloj de la medianoche pronto anunciará el fin del baile, cenicienta.
Será necesaria la industria de un escribano distinto a Galdós para novelar el próximo capítulo de la historia de España. Él no sirve. Se requiere la industria de un simio venido a más que haya mamado las corrientes del viejo fantasma que recorre esta tierra de ingratos. Alguien que sepa reflejar el pensamiento utópico de quienes prefieren morir a matar; que decore con maestría la traición de la puñalada trapera y mancille el arte del duelo entre caballeros; una pluma -son legión- capaz de versar una odisea que disfrace el océano de náusea de los sempiternos enemigos de España que, en estos tiempos infames, han recobrado su brío al amparo de los serviles y cobardes.
También, en las rendiciones, hay diferencias.

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