Aquel día, sin ningún motivo, decidí salir a correr un poco.
Corrí hasta el final del camino, y cuando llegué allí, pensé que podría correr
hasta el final de la aldea... y cuando
llegué allí pensé, podría cruzar todo el concello de Arousa; y luego pensé: ya
que he llegado hasta aquí, también podría cruzar el gran estado de Galiza, y
eso hice: cruzar todo el estado de Galiza... y sin ningún motivo seguí
corriendo... y llegué hasta el océano... y cuando llegué allí, pensé: ya que he
llegado hasta aquí, podría dar la vuelta y seguir corriendo, y cuando llegué
hasta el otro océano, pensé: ya que he llegado hasta aquí, podría volver a dar la vuelta y seguir
corriendo. Cuando me cansaba, fumaba; cuando tenía hambre, fumaba; cuando tenía
que ir... ya sabe, otro puro habano.
Pensaba mucho. En México, el club, el maestro Arriola...
pero sobretodo, pensaba en el Tour. Pensaba mucho en esas curvas, sus
pendientes, los puertos de montaña.
(Aquí entra la voz en off enumerando las reacciones de la
mancha humana al conocer la proeza del antihéroe del centro al área; desmenuzando los dimes y diretes de la
intelectualidad toda gramsciana; hablando por boca de legiones de periodistas y creadores
de opinión y filósofos del nuevo hombre que lo atosigan con mil preguntas acerca del mamandurrias de estado, como es la la tiranía hacia la que va deslizándose,
lentamente, nuestra sociedad, con sus rebeliones de separratas nacionalistas, el
desahucio de la propiedad privada, la agresión manifiesta a todo alienado al
"otro mundo es posible" lennonista y su ideología servil de género
neutro, pero positivo... ¿qué opina del cambio climático, presidente?¿Cuántos muertos desterramos de las cunetas hoy, señor?¿el kilo de justicia, barato, verdad?... en definitiva, el caos en ciernes va retumbando a su alrededor mientras él va de costa a costa, deprisa y con pausa para echar humo...
Pero la voz en off calla, la tragicomedia continúa).
No podían creer que alguien pudiera correr tanto sin ningún
motivo especial. Tenía ganas de correr. Bueno, pero por alguna razón, para los votantes sí que tenía sentido. Así que tuve compañía, y después de eso tuve más
compañía, y después me siguió todavía más gente, como hipnotizada, presas de la secta. Alguien dijo que esto que yo
hacía daba esperanzas a la gente...
Noo... Yo no sé nada de todo eso. Mamá
siempre me decía que tienes que dejar el pasado antes de seguir adelante. Creo
que fue por eso que corrí tanto. Para mirar adelante, al futuro... la economía
(mía) lo es todo.
La verdad, aunque yo siempre iba corriendo, nunca pensé que eso me llevara a ningún lado.
La verdad, aunque yo siempre iba corriendo, nunca pensé que eso me llevara a ningún lado.
Un día, sin más, mis días de correr terminaron.
(Vuelve la voz en off, lastimera -«¿y ahora, qué hacemos nosotros?»-, del rebaño balador que le ha ido a la zaga manteniendo las distancias para no pisar su sombra...
... pero eso ya no le importa a nadie una puta mierda).
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