La babosa patricia, Rafaelum Ribólum en científico
latín, vuelve al redil, con los calores.
De rancio abolengo en la costa mediterránea de España, muchas
cuentan ancestros entre los "cuatrocientos burgueses" que mencionara
su otrora amigo fiel y prestamista ocasional, señor Millet, contable del Palau
de la Gran Obra, y, desde esos tiempos inmemoriales de Wilfredo el Belloso, las
de su especie han venido pringando y ahogando con su baba el variopinto
ecosistema en el que tuvo a bien alumbrarlas la perra providencia, maldita sea
su estampa.
La Rafaelum Ribolum en cuestión es dueña y señora de
la ciénaga desde los días del gran calvario de los sociatas unificados con
barretina. Común es en la rama de las patriciae haber visto la luz de la
sabiduría marxista en alguna universidad useña, donde migran cuando los fríos vienen;
común es, también, llegado el solecito brillante de las arcas públicas repletas
de vida, emprender el regreso a la charca... al oasis... con la intención de
poner en práctica el doble escupitajo socialdemócrata, la viscosa servidumbre
del reparto, la baba caliente y espesa y vieja de eones de vicios e hipocresía.
Son cualidades indispensables para todo buen patricio que se digne en
etiquetarse como "demócrata"... y la Rafaelum Ribolum lo es más
que nadie, y así es recompensado por las fuerzas muertas del huésped manso.
¡Mírenla, mírenla cómo se aferra y derrite con los
calores!... Miren cómo, la Mucosa de Agravios, esgrime la lengua en defensa de
las pobres criaturas víctimas de "la españolización" de los
libros de texto fascinerosos; cómo embadurna con sus flujos corporales la
desmemoria histérica de la agitación y propaganda chekista del padrecito de los
pueblos; cómo da un paso al frente ante el agravio sonoro de los campanarios; véanle
sentir vergüenza de ser tan poco molusco y tan demasiada vulva... y llorar y
llorar y sus lágrimas han de perderse como baba ponzoñosa en la lluvia de la
mentira y el agradecimiento servil... más allá de la constelación del Canigó...
cerca de las Puertas de Prat de la Riba... aquí... allí...
... lo dicho: la Rafaelum Ribolum es viscosidad
viajera.
Ella y sus glándulas irán donde las lleve el viento de lo
público, amo y señor de la mancha humana, la tierra y el universo.
Gratis viaja; gratis se pega.
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