Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

10 ene 2017

Realismo mágico


... y el caminador de fondo sigue haciendo camino, paso a paso, sin despegar jamás los dos pies del suelo.
Un día, de regreso del país lindo, decidió echarse a la carretera. Sin previo aviso, liberado por la luz cegadora, se puso sus forrest y le dio vía libre a sus apéndices, presto a andar todos los caminos enjardinados del vecindario, polvorientos y desdibujados los que van hacia las aldeas, secretas las sendas que acaban ante las puertas de las casitas de las meigas, en lo profundo del bosque.
Las pasó. Las dejó atrás, y prosiguió su marcha atravesando el helor ribereño de los ríos del norte, la villa y corte del fandango goyesco, el secarral hacendado por el caballero de la triste figura, hasta dar con el mare nostrum, hoy mediterráneamente refugee welcome. Un movimiento caballo-c-3 lo transporta hasta el refugio del nacionalismo hippie de la familia barcelonauta; un giro inesperado lo pone mirando al sur, hipnotizado con una gran peña de piratas,
y nuestro caminador de fondo reanuda la jornada, llueva o nieve, fiel a su caminar despacio, pero seguro.
El mar es la última frontera. Cualquiera de ellos, sea charca u océano, su tacto es el virar... añada un nuevo apunte en el cuaderno de bitácora, subsecretaria: indique la variación en el rumbo, ¡vascongadas, va!... y, con él, henchidos de ciega fe merced al vasto poder que la alcachofa del periodista virtuoso atesora en la era de la fútil existencia moderna, la considerable mancha humana que ha ido enganchándose a sus pasos a medida que atravesaba cortijos, diputaciones y demás cosas del servir. La alcachofa, en ocasiones, se para a hablar con alguno de ellos... como por accidente... pero pocas se puede resaltar una conversación interesante.
Solo hay un caminador de fondo; los demás son sólo comparsa.
No ha de negar que es reconfortante verlos por el rabillo del ojo, esforzados pero alegres, concentrados en el ritmo de la respiración, el significado de la marcha y la esperanza -insulsa de tanto usarla- de hallar una voz cándida que aplaque el abismo interior cavado por los dineros y demás mamandurrias acerca del valor de las cosas. La economía lo es todo, dirá si otro periodista más avispado le acerca su alcachofa, y tendrá razón: todo se vende, nada se compra, puede leerse en las escrituras del usurero ministerial, pero al lúgubre estante en el que descansa el primer volumen del curso avanzado de manipulación lingüística no alcanzan las alcachofas indicadas.
Demasiada clarividencia puede contrariar al auditorio.
Darle sinsentido a la marcha.

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