Finalizadas las maniobras en la inmensidad de la meseta,
volvíamos al Cuartel General cuando, vencidos por el hambre y el cansancio, decidimos
parar en lo que creímos una aldea perdida en medio de la nada.
Nuestra sorpresa ha sido mayúscula al descubrir que
estábamos en un convento.
Las hermanas han abierto, han escuchado nuestras
explicaciones, y, media hora más tarde, estábamos sentados a su mesa comiendo
un cocido castellano de los que no salen en las guías que se manejan en la
ciudad; las convertiría en papel mojado. Excelente. Al marchar,
bienaventuranzas y un par de cajas de las galletas artesanas que venden para
"ir tirando". Allí, perdidas en el desierto de la meseta. Diecisiete
con algo la docena.
En el aire se respiraba algo místico.
Yo, ahora, sereno, declaro que serán escasas las monedas
mías que viereis, hermanas. Sólo por galletas, a diecisiete la docena. Nada
más.
Porque sucede que también la iglesia de los hombres ha
decidido bautizarse en las aguas de la progresía, y los dineros, según de quién
sean, han pasado a ser sacrílego pecado. En Salamanca, sin ir más lejos, la
beneficencia ha rechazado el dinero fruto del esfuerzo voluntario por el simple
hecho de provenir de una peña taurina. Cuatro chavales vendían bolis, reunieron
un puñado de perras y, al acercarse al tesorero de la caridad para ofrecerlas
en beneficio de los necesitados, se dieron de bruces con la corrección del
bestiario. Dinero manchado de sangre, muchachos. Apesta a problemas,
explicaciones, y una nueva ola de atosigamiento laicista que bien podría
arrasar con lo poquito de valor que nos queda, y lo mucho de fe que nos falta. Podrían,
los párrocos con pantalón de pana y camisa vieja, acabar como las hermanas,
perdidos en la nada esteparia, y eso no... no... doblez, doblez...
No es nuevo este comportamiento. Como cabe esperar, quien a
caballo regalado le mira el dentado pocos escrúpulos tiene llegada la hora del
reparto. Aquí, también, el arroz o el encogerse de hombros depende del color
del cristal con el que se mire. Foráneo: casa, luz y carrito; español: lo
siento, no tenemos nada... y si es muslín, apartamento en Torrevieja.
Porque los jerifaltes dicen que ustedes son ricos,
millonarios en comparación con quienes vienen de los rincones más oprimidos del
mundo. Ustedes tienen familia, pueden solicitar amparo público, un albergue, siempre
tendrán cartón para afincarse bajo un puente... pero ellos... ellos no tienen
nada, son desheredados sociales, y hay que recibirlos con los brazos abiertos,
estrecharlos fuerte, como buenos cristianos... como buenos comunistas...
refugees welcome, españoles fascistas...
Bergoglio ha abierto la boca, teoría de la liberación
mediante, y su música resuena intensificada por los altavoces de la discoteca
llegando a todo el personal de la sala. Es el papa de la pampa amigo apasionado
de la claudicación, la segunda mejilla, la servidumbre y el aplacamiento de la masa
ante la mancha del hombre, su maldad, su pérdida interior. Fuertemente
doblegado por el devenir de las ideologías post-Muro, el padrecito de los
bienaventurados siempre anda presto a reunirse con médiums que hablan con
pajaritos venezolanos, emplear el talante de los cuadernos para el diálogo, besar
el suelo de la alianza de las civilizaciones criminales o lavar los pies de
víctimas y verdugos.
Para los dictadores, todo; para los mártires, Paracuellos.
Hoy, amigos y enemigos de la Iglesia ensalzan sus palabras
como si estas fueran un moderno pregón de la montaña, esta vez convertida en
estercolero, y nosotros, meros monos venidos a más, abandonamos el templo del
papa negro con un severo portazo.
A partir de ahora, sólo galletas.
A diecisiete euros la docena.
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Para las hermanas en su solitario convento, una canción, en
la Sala X, del difunto Cohen.
2 comentarios:
Decía Jesucristo, según el evangelio de San MAteo... "cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha"
Un principio que han olvidado los de Caritas y otras organizaciones y ONGs de ayuda, que todo el día están presentando sus memorias anuales, sus planes y sus programas.... para que el mundo vea lo buenos que son.
Fiestas de donantes los llaman a esas reuniones de soberbios ricos que dan una pequeña parte de lo que les sobra.... Como decía el maestro, pagados están y estas obras no se les tendrán en cuenta el día del juicio, no contarán a su favor sino más bien en contra.
Por eso yo no dono ni un céntimo. El tanto por ciento que me quitan de la nómina ya sirve para sufragar tanto dispendio, csc. La solidaridad, cuando es obligatoria, recibe el nombre de "impuesto".
Un saludo.
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