El resto

Es como un final alternativo para el tipo del Gran Torino
pero en este no hay ni rastro de pistolas falsas y tiros a quemarropa atravesando su cuerpo. El tosco veterano no pagará su redención acumulando plomo, sino que permanecerá en su casa, bebiendo cerveza una noche más... aunque ésta es distinta: la oscuridad y el abandono se han desvanecido, la pantalla del televisor brilla de colores.
En esta segunda oportunidad que le ha arrancado a la vida -efímera, bien lo sabe él-, una sorpresa electoral ha activado el fusible de la alegría hasta hacerle sonreír, viejo pillín. De ser más joven, de tener más tiempo, incluso podría haberle dado una oportunidad a la esperanza... pero eso ahora poco importa, porque estos últimos años serán grandes, extraordinarios... o, tempora, o costumbres...
Frente a toda la podredumbre agolpada en el porche de casa, América ha dicho "no". Era una apuesta arriesgada si atendemos a la disparidad de recursos empleados, pero el pueblo ha parado los pies a tanto censor de la corrección -todo un ejército de modernillos de mierda infiltrados por doquier- y las enciclopedias de leyes y normas, castigos y penas con que se dicen estar construyendo un mundo más libre y justo y solidario y ecológico e igualitariamente neutro de hombre, mujer, niño, bestia y demás tribus.
Ya no es un hombre solo quien se adentra en las tinieblas que aguardan a los que osan hacer frente al gran salto adelante de la enmascarada cultura progresista, fuente de decadencia, esclavitud y muerte. Ahora lo sabe: otros también lucharán, se pondrán en pie, alzaran la voz ante la mentira de los nobles, los bondadosos, los cultos y sabios, ésos que alardean, soberbios demócratas, falsos profetas, ingenieros de mentes... darán un paso al frente contra la usura, la servidumbre, la cobardía y el miedo.
Al tipo del Gran Torino apenas le quedan años, y esta noche, entre risas, se quedará en casa.
Y le es imposible agradecéroslo suficiente.
De corazón.