El sargento del SI, mono Bravo, se ha cogido unos días de
vacaciones. No haber detectado los cisnes blancos que hace unos días
sobrevolaron los cielos españoles ha sido la gota que colmó el vaso de su
temple. Dicen que temblaba como una hoja cuando leyó la noticia en el periódico
de ayer, el pobre, y por mucho que le he dicho que su trabajo es inmenso en
relación a los escasos medios que el Ejército de los 12 Monos pone a su
disposición, no he conseguido consolar su pena.
Unos días en la selva le irán bien.
Lo cierto es que dos T-160 rusos se dieron un garbeo por los
cielos y, en su trayecto, tuvieron la escolta de pájaros noruegos, ingleses,
franceses y españoles. Varios modelos; todos OTAN, la flor y nata de la
aviación en el sector "Eurabia" a espera de la quinta generación. Gran
revuelo. Unos informan que los bombarderos estratégicos viajaban con los
transpondedores desconectados, otros enumeran los misiles termonucleares que
caben en las bodegas, se especula acerca de nuevos sistemas de guerra electrónica,
hay dos o tres abrasiones causadas por la caída de cafés demasiado calientes en
un incrédulo escuadrón de vigilancia aérea y, pasado el clímax del vals de los
cisnes blancos, arrecia la chanza y la burla histriónica tan típica del sol del
sur.
Mascarada de la presunción de la cobardía que recorre Europa
como un fantasma.
No es la única, tenemos más bailes... todos relacionados con
la guerra, tan perra, o el terrorismo, por siempre blanqueado sea mediante
traje de saliva de entrevistador o premio celebérrimo negociado en salomónicos
salones. Infinidad de movimientos que se están produciendo en este globo terráqueo
y de los que nosotros, españoles, no estamos siendo informados por una
podredumbre de profesionales que han vendido su virgo a los tejemanejes de
nuestra casta política miserable.
No hay día en el que en nuestras fronteras no se agolpen miles
de jóvenes en edad de luchar en el avispero de Oriente Medio aguardando otra
cara de la misma moneda, pacientes, convencidos de la fragilidad de una
sociedad occidental que reniega de la madurez que le legaron sus antepasados, de
quienes apostatan. No hay día en el que las ofensas y las vejaciones no caigan
sobre nuestras cabezas como una fina llovizna, miremos al suelo y recemos al dios menor de los derechos inalienables.
En la vieja y maltratada Europa todo es apaciguamiento suicida, el
maniqueísmo necio se ha apoderado de la universidad, la estigmatización pública
para todo aquel que contradiga la religión de los derechos humanos del nuevo
orden es un hecho, la hoguera se ha encendido de nuevo y su leña son los
enemigos de la corrección política del "imagine" que "otro mundo es posible". Mientras cualquier resistencia es silenciada y los pájaros sobrevuelan nuestras cabezas para regocijo del cómico acobardado de turno, el
baile de disfraces suena ya de fondo y el tupido velo de la invisibilidad se
tiende sobre la realidad para que las ovejas del bienestar no tengan conciencia
del terror infinito que aguarda en sus camas.
El relativismo va a llegar, decía aquel filósofo agarrado a
una botella, y es cierto que resuenan los tambores anunciándolo, como también
es cierto que la generación mejor preparada de nuestra historia -gracias todas
a nuestros papás y mamás y tutores varios- satisfará el arrebato de quienes
sabían que la presunción no era tanta, y la cobardía de los herederos del viejo continente, mucha.
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Sea como sea, la claudicación servil ante el minuto escaso de un Tópol es un acto inútil.
En la Sala X, los cisnes, esta vez, negros.
2 comentarios:
Esta vez a los muchachos de Obama,les espera un gran oso ruso,con muy mala baba.Lo de Siria pudira ser la antesala de algo parecido a la crisis de los misiles en Cuba.saludos,
Al bobo solemne le salió una fuerte competencia en la otra orilla del Atlántico, Agustín. Dos legislaturas de claudicación ante los enemigos de occidente han pasado factura al liderazgo useño, y, a la vista de los dos candidatos que se batirán en próximo Noviembre, la cosa pinta bastos. Ante este panorama, la "uropa" se posiciona del lado de la iluminada Hilaria, y España, servil, no sabe no contesta.
Vos, en vuestra isla paradisíaca, me dais envidia (sana, claro).
Un abrazo.
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