Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

23 may 2016

Saben aquell que diu...


En la sala se respira ese ambiente...
Mezcla desigual de expectación y desánimo, sostengo un Larios cola caliente mientras observo la sala de variedades a la que me ha traído la noche confusa. Reina la penumbra, escasea la luz, las columnas destilan hastío de cuero viejo y el espejo de detrás de la barra, brumoso, refleja gentes de color sepia marrón. Incluso la camarera, no más joven que yo hace una década, sirve copas tediosas con un brío apático: un "jotabé", dos "cuttis" y un "dic", aquí tiene, gracias, y ni una mirada, ni una sonrisa, ridículo soñar la posibilidad de algo más. Cabe mirar el escote,  pero pronto se pierden las ganas, contagiado de tanto respirar aire viciado, y uno vuelve la cara al escenario, hábitat del artista invitado de la noche.
El plato fuerte del cartel.
Se enciende el foco, varios fantasmas de humo habano recorren el haz de luz, alguien sentado en el escenario, una mujer, gorro negro, americana entallada, zapato de tacón. Levanta la cabeza entre una bocanada de humo, retira el sombrero y aparece ella, de quijada traviesa y mirada abesugada, dispuesta a entretener a los corredores de fondo del cubalibre de la transición:
Saben aquell que diu...
... y se cuenta un chiste, una burla, una guasa, y emplea el tono de voz que la ha encumbrado al olimpo de los alfareros de la tragicomedia, dulce pero soberbio, seguro y altanero, propio de la juventud que tan bien trabaja, siempre a la última, a la moda, conocedora de todas las tendencias de las chicas objeto que juegan a hacer, del pasillo de la oficina, una pasarela de la gran manzana.
Saben aquell que diu... que la economía va viento en popa?, repite exhalando un espeso humo que irrita los ojos de todos los espectadores que observan hasta sobrepasada la segunda fila. Se escucha alguna risita, poco, pero la artista sigue con su número, inmutable, absorta en su burbuja de confort.
El ambiente tiene la pesadez mortecina del peso de los fracasos de la ilusión, pero ella no da muestras de desánimo. Impertérrita, disfruta de las mieles de su realidad compleja, invisible para quienes no posean ese brillo en la mirada, esa pupila gozosa, un atisbo de sonrisa cruzada en los labios... Saben aquel que diu que son los adalides de lucha contra la corrupción?, prosigue recitando farsas una detrás de otra, continúan las chirigotas acompañadas por el humo del fuerte tabaco, ahora dice que los miembros del partido jamás metieron la mano en la caja -se fuerte, Mariano-, después deleita al respetable con el del bribón que gallardeaba de tener fuertes y firmes valores. Saben aquell que diu... que nosotros cerramos el grifo, desconocemos quién pagará la deuda, metimos a los sediciosos entre rejas y defendimos el abolengo de la nación? ¿Lo saben, y siguen sin reír, infelices?
Otro que no perteneciera a la generación mejor preparada de la historia habría sucumbido bajo la presión de una sala silenciosa e inerte, próxima a la sepultura... pero ese no es su estilo, no el de ella, con esos ojos, ese gesto, esa excelencia innata.
Observas el vaso vacío y pides otro cubalibre añejo.
Algo te dice que no podrás escapar de este tugurio.

2 comentarios:

Tellagorri dijo...

El pobre EUGENIO hoy ya no podría hacer sus chistes porque, tal como explicas, éstos se han convertido en hechos reales.

Herep dijo...

La realidad supera cualquier ficción, don Javier, y el mundo de los chistes no iba a ser menos.