... o por dónde anda el fantasma neoliberal que recorre Europa,
que no lo veo.
Viene a cuento esta reflexión dominguera merced a un episodio
del que ha tenido conocimiento el Servicio de Inteligencia del Ejército de los
12 Monos por boca de un allegado lejano, primo tercero de la vecina del
panadero, y que expondremos en cuatro líneas para que el más avispado de
mis soldados pueda entretenerse resolviendo el entuerto, desvelando el misterio, descifrando un enigma más de este gran Teatro de los Sueños.
Nos encontramos ante una pareja joven, casada, con dos hijos
menores de cinco años, piso pagado, monovolumen, trabajo fijo al amparo de la
administración pertinente y una extensa lista de impuestos y tasas
convenientemente abonadas dentro del período de pago.
Civismo impoluto. Ovejas que pacen, ovejas que balan,
pastores satisfechos.
Por una de esas circunstancias con las que nos sorprende el
destino, la familia se amplía con uno más: una suegra, perdida por los
andurriales de España, regresa como los pobres diablos del anuncio navideño.
Carga una pesada maleta, una vacía cartera y un cesto de pollos charlatanes,
altivos y cargados de los vicios del ámbito rural.
Hecha a un tipo de vida ajeno a la tranquila rutina de la
familia urbanita, pronto se hace evidente la necesidad de buscar una solución al
conflicto que se atisba en el horizonte: choque de caracteres, chantajes
emocionales y unos niños que preguntan, extrañados, por qué la yaya llora, qué
tiene en los ojos papá o dónde ha ido mamá a trabajar, que no la vemos desde hace un mes.
Otra acalorada discusión entre el matrimonio termina con una
decisión drástica: la compra de un pisito de dos habitaciones, un baño y salón
con cocina americana, al que será despachada la suegra. Compra la pareja, se
escriturará a su nombre, son suspicaces ante la personalidad peculiar de la santa
madre, capaz de perder en un mal arrebato incluso el sujetador que lleva puesto
en estos momentos.
Llamada telefónica a la inmobiliaria que gestiona la venta.
Excelentes condiciones: piso embargado propiedad de un banco rescatado mediante
el FROB, simulación de hipoteca aceptada, entrega inmediata, una cena romántica
para dos con la que el matrimonio brindará por el regreso a la normalidad...
y... a primera hora del día de la firma, telefonazo del responsable de la
inmobiliaria:
- Pareja, transacción en suspenso. El castillo de naipes se
viene abajo. La Generalidad ha hecho uso de su opción de tanteo y retracto en
nombre de la protección y la obra social. Privilegios, pareja. Adiós. Buenas
noches, y buena suerte.
Vuelven los gritos al hogar, los reproches, padre vuelve a
fumar y madre desaparece otro mes y medio. Los niños ya no tragan con el cuento del
trabajo fuera de casa, estallan los lloros, la suegra sigue desplumando los
pollos, la vida es una mierda y el Mundo Raro gira riéndose de la miseria de
los hombres.
Un caso de muchos, una historia de tantas y tantas
protagonizadas por el monstruo liberal, fantasma que acude a intervenir entre
unos compradores virginales y una vivienda en venta que, antaño, fue rescatada
con dinero público, parné que con la nueva transacción sería compensado en su
mayor parte, retornado a la hucha pública, salvada la cuenta con el rastrero
sistema de rescates-pérdidas-amiguetes...
... pero no, Monos, nada de eso. ¡Qué va, imbéciles! Hete
aquí la administración chupóptera de turno, mírala cómo aparece, intercede,
clava sus garras en el "dejar hacer" del mercado, expropia en nombre
de la "obra social del otro Mundo (catalán) es posible" y, tal y como
hace con las becas comedor, los cochecitos de bebé o el material escolar, corre
veloz a entregar la vivienda en cuestión a alguna familia numerosa nacida más
allá del desierto de Arabia.
Con ustedes, el fantasma del liberalismo.
Que no digan que no fueron presentados.
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