Deformidad

De vuelta al Callejón del Gato, paraíso de cinturas de avispa, pechos de gran copa y las más largas piernas que vio nunca la especie humana. Olimpo donde el saco de huesos se creerá capaz de competir en las mayores trifulcas del 7º Dan y el feucho, a quien pocas veces piropearon las mujeronas que fuman cigarrillos y comen pipas en los parques públicos, se siente guapo y resultón, capaz de pasear por el escaparate de la carne y el deshecho.
La bocacalle de Chirigota Española, s.l., sociedad de espejos convexos, obtusos, realidades deformes y monstruosidades que con la fuerza que da la base legal de la costumbre y la tradición nos acaban pareciendo lógicas y razonables.
El día es noche,
2 + 2 = 5
la contradicción absorbida mientras soplamos un café con leche demasiado caliente que nos quema los labios
la sospecha inducida que invita a recelar de las víctimas, el negro sobre blanco de los periódicos blanqueando la sangre vertida por los verdugos
la aceptación del crimen y la corrupción
respirar el pestilente aire que nuestros gurús nos ofrecen como pureza traída de las más altas montañas
confundir el arte con la basura, el saber con la necedad, el original y la copia, la libertad con la esclavitud.
Y esas risas... esas carcajadas que retumban en en el callejón, odiosas, tan diferentes a las que profieren los niños, tan cargadas de la burla del bufón y la soberbia del señor con su cetro, envidiado. Risas que ennegrecen el alma y gangrenan el espíritu.
Hoy, esta misma mañana, se escribía un nuevo capítulo en el pródigo libro del saqueo de España, versión oasis catalán, y mientras las víctimas del latrocinio eran menospreciadas e insultadas, no escaseaban los payasos que, con sus cabriolas y malabares, disimulaban las vergüenzas de sus amos cuales canes adentrándose en las madrigueras de los aterrorizados conejos.

Y retumbaban, con un eco de condena, las risas de los idiotas.
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Esclarecedor observar cómo es multada la Guardia Civil mientras procede a investigar la corrupción de los señores de la vara que, anteayer, golpeaban al enemigo de la tierra desde las escalinatas del TSCJ. Esclarecedor recordar cuántos chanchullos han investigado, cuántas detenciones han protagonizado y cuántos cuántos perros falderos del terrorismo totalitario han ajusticiado.
Perro no muerde Amo, Monos.