Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

11 oct 2015

Apocalypto


Recién salido del horno de la Crónica de Ramón Muntaner nos aparece la figura de Roger de Flor, capitán de los Almogávares, suerte de formidables guerreros catalanes, aragoneses y sarracenos que ocuparon Sicilia (1282) y la defendieron hasta la paz de Caltabellota, en 1302.
Prescindibles tras ser firmada la paz, y ante la imposibilidad de recibir soldada por parte del arruinado rey Federico o de ser repatriados a un Aragón del que se habían insubordinado al convidarles Jaime II a volver a su obediencia, los Almogávares eligen a Ruggero von Blume, hijo de familia noble alemana, como General en Jefe del fabuloso cuerpo expedicionario.
Ramón Muntaner, mediante un filibusterismo típico de la época, rebautiza al alemán con el catalanizado nombre de Roger de Flor, ese héroe...
... que jamás fue súbdito de la Corona... ni pisó Aragón o Cataluña en su puñetera vida.
Ávido de nuevas glorias, Roger puso una misiva al Emperador de Constantinopla ofreciéndole sus servicios a cambio de buenas monedas de oro, el título de Gran Duque, esposa de casa real y el título de Senescal del Imperio para su segundo, Corberán d'Alet. El Emperador accedió y el verano de 1303 la Compañía salía de Messina. 1.500 caballeros sin caballo, 4.000 almogávares, mil marinos, 36 naves y el acompañamiento de esposas, amantes, putas e hijos que les acompañaban... que siempre fue costumbre sagrada la de viajar con la familia.
Llegados a Constantinopla y casado don Roger, se unen a la Compañía griegos bizantinos y mercenarios alanos, trasladándose el cuerpo militar a Artaki, tierra turca, donde se inicia el ataque al famoso grito de "¡Despena, ferre!".
13.000 muertos. Quedan mujeres y niños, vendidos como esclavos.
Llega el frío, el ejército se aposta en la ciudad de Cicik y esta, según los cronistas griegos, queda arrasado por las crueldades de los Almogávares, que trataban la tierra conquistada como "regalías de las tropas". Antes de partir a la campaña de 1304, y tras una violación cruel, estalla la lucha entre los camaradas de armas, resultando de la misma centenares de muertos y  la negativa de los alanos a seguir a la Compañía catalana.
Seca la sangre, un ejército de 8.000 almogávares pone rumbo al interior de Anatolia, dirección Philadelphia, ciudad sitiada por 20.000 turcos. La batalla se desencadena al amanecer y Roger, triunfante, es recibido en la ciudad como un emperador romano. Regresa el maltrato a los autóctonos, y no son pocos los griegos que desertan viendo como se maltrata a los naturales.
Llegamos a la batalla de la Puerta de Hierro, en las montañas Taurus. Más "¡Desperta, ferre!" y otros 10.000 turcos triturados. Unidas las voces al grito de "Aragón, Aragón", dice la crónica de Muntaner, los turcos quedaron destruidos y el festín duró ocho días.
Mientras esto sucede, los aliados van abandonando la compañía del Gran Duque, acuñándose el título de Hijo del Diablo para el buen samaritano de Roger, cayendo Magnesia bajo la rebelión de los alanos, junto a los tesoros que en ella se guardaban.
Roger, soberbio, acude ante el Emperador demandando el título de César, otorgado mediante fastuosa ceremonia que poco pudo disimular una armonía cada vez más quebraiza debido a los desmanes de la compañía: griegos, alanos y hasta el propio Emperador deseaban deshacerse de los mercenarios.
Miguel, hijo y heredero del Emperador, tras invitar a Roger de Flor a Adrianópolis, le tendió una trampa: durante un banquete en su honor, soldados alanos dieron muerte al César y su escolta.
La compañía, acampada en Gallipoli, al conocerse la noticia, "no respetó sexo ni edad", degollando a todo bicho viviente. Fue enviada una Embajada a Constantinopla enunciando los agravios a la Compañía y amenazando al mismísimo Emperador, que se desentendió del asunto, otorgando un salvoconducto para que la embajada pudiera volver a Gallipoli. Cruzando el primer pueblo, pero, la escolta se perdió entre el lumpen y la embajada fue pasada a cuchillo. Al tiempo, se producía una matanza general de "catalanes" en Constantinopla y Miguel , el hijo del Emperador, ponía rumbo a Gallipoli con un ejército de casi 50.000 hombres.
Apresuradamente se construyeron defensa y los almogávares, que sólo tenían libertad de movimientos por el mar, se dedicaron al saqueo de la mayor parte de pueblos de la ribera degollando a sus habitantes, destruyendo y quemando todo lo que no pudiera ser de provecho o utilidad.
El 7 de Junio es repelido un ataque a Gallipoli. En desbandada, los griegos son perseguidos mientras se retiran, sembrándose el recorrido de cadáveres. La Compañía prosiguió en su avance llegando durante los días sucesivos hasta las cercanías de Apros, dense de enfrenta, y derrota, a un ejército del príncipe Miguel.
A partir de ese momento, dice Muntaner, toda Romania había sido derrotada y estaban poseídos de un pánico tal que no se podía gritar "¡Francos!" sin que la gente no pensara más que en huir al instante. Bandas de almogávares vagaron a su gusto por toda Tracia... una numerosa partida... capturó Rodosto y vengó de forma horrible el brutal asesinato de su embajada. En el lugar donde habían descuartizado vivos a 27 catalanes, los nuevos conquistadores llevaron a cabo una venganza total: hombres, mujeres, niños y animales fueron horriblemente mutilados, de forma que los catalanes pudieron jactarse de que ningún ser viviente había sobrevivido a su paso por allí. Por todos los lugares donde pasaban dejaban trazas similares de destrucción; las granjas eran incendiadas, los animales degollados o despeñados, siendo incluso las viñas arrancadas.

La Compañía catalana, tras esta y las siguientes campañas bélicas que protagonizó, se ganó a pulso la admiración y asombro por su bravura, valentía y heroicidad. Eran guerreros profesionales que demostraron que una minoría disciplinada, aguerrida, unida, valiente, se impone a la mayoría con menor grado de organización. Fueron dignos emulos  de los héroes de la antigüedad. Francisco de Moncada los compara con Hernán Cortés, si bien no juzga quienes fueron más valientes: "Españoles fueron todos... sea la gloria para todos".

No sería justo que los paniaguados que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio... siempre tan prestos a demonizar la Conquista de América por parte de los españoles (ellos mismos lo son)... olviden estos desmanes y barbaridades típicas de cualquier pueblo sin civilizar, y que tan bien quedaron reflejadas entre los griegos con aquel refrán hoy olvidado por los supremacistas del "seny", la "democracia" y el "derecho a decidir de los pueblos":

... que la venganza de los catalanes te alcance.

6 comentarios:

Tellagorri dijo...

Muy bien contada la historia de los almogavares pero encuentro un par de diferencias con mis datos : no eran catalanes en su mayor parte, aunque se hicieran llamar la Compañia Catalana, sino aragoneses montañeses, aunque unos y otros pertenecian a la Corona de Aragón; y por parte el Emperador concedió a Roger de flor el título de MEGADUQUE, no el de cesar.

Y terminaron apoderándose de Grecia en donde establecieron los Ducados de Neopatria y Atenas y en los cuales gobernaron mucho tiempo bajo la imposición de las leyes aragonesas. Precisamente los reyes de España, desde entonces, siempre han ostentado los títulos de Duques de Atenas y Neopatria.

Un cordiaal saludo

Lin Fernández dijo...

Esperemos que los actuales decendientes de aquellos belicosos y crueles almogagavares,no le den por querer emplear aquellos metodos con el resto de los pueblos ibericos.Aunque entre nacionalismo y nazismo las distancias son muy cortas,saludos,

Old Nick dijo...

¡Desperta Ferro!¡VIVAN LOS ALMOGÁVARES Y FUERA LOS PUJOLMASEROS!
Un Abrazo Genio
Un Brindis Con Lo Mejor Por La CAIDA DEL "IMPERIET Y SUS BASILEOS"
Y
¡¡VIVA LA VIRGEN DEL PILAR Y RIAU RIAU!!

Herep dijo...

No eran catalanes en su mayoría, buen apunte, don Javier. Aragoneses, valenianos, sarracenos y demás y, si no lo recuerdo mal, le fue otorgado el título de "César", aunque debería revisar mi biblioteca (me suele fallar la memoria). Lo que apuntas de Neopatria y los títulos de SSMM se me quedó en el tintero. Falta de tiempo y exceso de síntesis.
Sea como sea, el sentido de la entrada era recordar cómo se hacían las cosas antaño (también hoy se estila el palo y la zanahoria) ante tantos "pacifistas" y "buenistas" que no dudan en sacar a colación lo sanguinario que fue el colonizador español, tan fascista todo él.
Un saludo.

Herep dijo...

No te preocupes por eso, Agustín. Como dice el refrán: perro ladrador, poco mordedor. Toda esta patulea pierde la fuerza por la boca. Demasiados privilegios como para arriesgarse a perderlos por culpa de una brabuconada.
Todo es puro teatro, amigo.
Un abrazo.

Herep dijo...

Todos los imperios acaban cayendo, Old. También el de los Pujolone, por mucho parné que tengan en Suiza y por más trajes de saliva que les tejan los siervos falderos.
Suerte tienen que los almogávares no sean más que una sombra de lo que fueron.
Un abrazo, camarada... y brindemos por el despertar. ¿Desperta ferro!, y ¡Riau!¡Riau!