Aperitivo

Que estamos inmersos en tiempos de cambio es algo indiscutible.

No hay día en el que no despertemos desayunando alguna noticia inquietante, incómoda e impensable hasta hace pocas jornadas... epopeyas como el descubrimiento del Vichy catalán en el Planeta Rojo, lo evolucionadas y sabias que eran las civilizaciones precolombinas, una nueva velada de aplausos y vítores al estafador fiscal de camiseta blaugrana, los diversos tipos de presión política a los tribunales de justicia...

El siglo XX fue el del acelerón,

y el que acaba de empezar, siglo XXI, tiene todos los visos de ser el del derrape.

El nuevo discurso del método... método democrático, por supuesto... ha de ponerlo todo en duda, revolviendo la filosofía como un huracán haría con el barco de papel de un niño. Todo el pueblo, soberano, tiene el derecho a dudar, a recelar, negar la más clara de las evidencias en nombre de una idea quizá soñada en una noche de algarabía y derrota, quizá escuchada en un anuncio de compresas finas y seguras... una esperanza que alguien pregona en la barra de un bar, en la charla de la asociación de padres de alumnos, una ilusión  utópica que choca contra el rompeolas del ser, tan cruel él, tan inmisericorde, la realidad.

¿No es más fácil dudar? No es más seguro poner bajo la lupa el método cartesiano, totalitario y fascista, y adaptarlo a la voluntad del pueblo, soberano, y su ansia voluntariosa por la democracia...

2+2 ya no serán cuatro, mejor cinco, más para repartir... y los derechos que negamos a quienes no piensan como nosotros se los daremos a los animales, pobrecitos desamparados que ocuparon la Tierra antes que el diabólico "homo"; la religión la sustituiremos por una gran explosión en un universo mecido sobre las múltiples cuerdas de una guitarra flamenca, la noche iluminará más que el día, el rico servirá de bufón al pobre, brotará la cultura de los basureros y el nuevo "superhombre" gozará de las virtudes del género neutro, a gusto del consumidor, como sucede con esas muñecas ridículas de vestimenta intercambiable.

Todo muta, y en el Cuartel General tememos ser el postre.

Fuera de nosotros, 12 Monos venidos a más, nada nos es reconocible.

Padecemos una enfermedad crónica, mortal... pero tranquilos, forasteros, no es contagiosa. Ustedes están vacunados contra nuestro mal. Ustedes pertenecen al Mundo Raro, en él se sienten cómodos, es cuestión de tiempo que triunfen y salgan a hombros por la puerta grande. Verán qué alegría cuando sean agasajados por las huestes democráticas del mundo mundial. Verán qué sonrisas cuando les desposean de sus pantalones tejanos y les enfunden la falda escocesa, desechen sus bigotes y rasuren sus piernas... hoy metrosexual, mañana fofisano, hipster, perroflauta o socio de la Real... ¡todo se andará por el bien del discurso, la duda, la irresponsabilidad y el relativismo!

Atrapados en la tela estamos, Monos...

... y... ¡trágico cuervo!...

... la revista Playboy ha anunciado que abandona los desnudos.

Nadie vendrá a reclamar el sujetador

que guardas en tu cama,

tampoco tus huesos,

no hagas un drama, amor.

Descansa, duerme eternamente.

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El hombre nuevo viene a cenarte esta noche, estate quieto.

(En una esquina de la Sala X, se descuelga)