Això no toca*

Informe sobre el avistamiento. Fecha de hoy, 20 de Mayo. Lugar, la plaza del "ajuntamiento", en el banco que han colocado frente a la iglesia, donde descansaba nuestro mono del SI en una pausa de la misión que tiene encomendada durante esta campaña electoral, alrededor del mediodía, bajo un sol abrasador y una inquietante amenaza de lluvia. Es la hora del bocadillo para esta anormalidad democrática que se pasea por la rúe repartiendo globos y silbatos cuando llega este lamentable período del calendario político, y Mono Verón no ha podido evitar caer en la rutina atrofiada de quienes ha de investigar, tomando por costumbre sentarse en dicho banco a degustar un bocadillo. 

Hasta ahí llega su grado de infiltración en las cloacas de la miseria.

Sentado en ese banco, pero, mientras da bocados a una flauta de jamón serrano, tomate y aceite, las aguas vuelven a su cauce, las palabras recobran el sentido y la realidad vuelve a mostrarse ante los ojos vestida con sus tejanos a ras de nalga y los morros recauchutados de la paz en el mundo. 

El cabo Verón se sonríe. Hace unos instantes pasó la monja de la pampa, lenguaraz y desafiante cual Juana de Arco. Iba azotando a los herejes que ridiculizan al papá de Roma, aunque quien asoma por su balcón no es Romeo, sino Arturo, para nada inglés de las Malvinas, sino catalán de hoz y coz. Ida ella, llega otro, ahora párroco, feriante que canta y baila en la TV haciendo gorgoritos y saltitos hacia el triunfo, todo de negro riguroso, limpio, pulcro y aseado. Más que gracia, Verón sonríe de vergüenza: no es un espía muy dado a las artes, nuestro camarada, por lo que todo el mundillo de la farándula... lagarto, lagarto... Además de la gracia y la vergüenza, también la pena le arranca un atisbo de sonrisa al atravesar la plaza la novicia de los von Trapp -con sonrisa pero sin guitarra- de camino a las clases de catequesis donde, alternadas con las lecciones de marxismo-leninismo aplicado al Nivel C de los días pares, esta tarde toca repasar con los chicos las técnicas del CNI para infectar con el gen españolazo a los pobres infelices que corren a ponerse una vacuna contra el sarampión.

Tus muertos, con el sarampión... suele murmurar Verón siempre que la ve, exactamente al encenderse su cigarrillo de después, con exactitud milimétrica. Dice, eso sí, que se le escapa. No lo puede evitar, supongo. Lidiados tales toros, no queda más que recostarse en el banco sin perder la compostura, apurar el pitillo y esperar que la comitiva en campaña se vuelva a poner en marcha, camino del mercado municipal, la tienducha de la estanquera rechoncha y su hijo solterón o el estudio de grabación de Paquito el Chocolatero Productions, autor del vídeo del candidato chusquero que está triunfando gracias a su pegadizo estribillo... "Vota, vota, idiota. Democratización es vulgarización, y a mí que me cuentas, que yo no sabía ná y mentró un virus por el interné. Vota, vota, idiota"... y, por qué no decirlo, a las innumerables ocasiones en las que suena en el programa del gilipollas de la barba roñosa para que él y sus cobayas hagan el pasito para adelante, pasito para atrás.

En ocasiones ve las largas colas que se forman cuando, en un local situado a la izquierda del "ajuntamiento", se abren unas puertas y una horda de trabajadores públicos inicia el reparto de víveres a quienes allí se amontonan, todos foráneos. Los primeros días apostaba consigo mismo hasta cuándo mantendrían el orden los desarrapados, pero pronto desistió: mientras haya sustento, tranquilidad... y en Chirigota Española, s.l. hay para mucho, hombre. ¡Otra de gambas!... y Verón ya no mira más hacia la solidaridad que surge de la cueva de los cuarenta ladrones, asqueado ante tanta inmundicia.

Por suerte, el descanso de la farándula electoral dura poco. Esos buches en campaña son máquinas trituradoras, pero sus capazos gástricos están entrenados después de todo un año de puesta a punto. Más que plato, picotean como pajarillos... ahora aquí, luego allí... canapés de salmón o caviar yemení, excelente pata negra con picatostes de puturrúdefuá y buen caldo fino sherry de Jeré. Rápido, y a seguir. Evitan, involuntariamente, que nuestro soldado atienda a más información ajena a la misión que tiene encomendada, circunstancia que podría cortocircuitar la planificación quirúrgica de nuestro compañero, llevándole a perder, definitivamente, la cordura. Toca controlar la caravana del infierno. Lo demás que espere, Mono Verón. Tú, tranquilo; todo lo que no haga referencia a la misión descártalo por ahora. Apuntalo en una servilleta, y ya hablaremos cuando esta contraofensiva burocrática acabe, ¿de acuerdo? Alto y claro, Herep... y así intentamos que no pierda el sentido víctima de alguna de las múltiples enfermedades y síndromes que azotan a la profesión.

Hoy, pero, instantes antes de ponerse en marcha, alertado por su sentido arácnido, el cabo Verón ha visto cómo se abría la portezuela de la iglesia con excesivo celo. Parapetado detrás de un árbol, invisible para el ojo humano, ha tenido una perfecta perspectiva de los acontecimientos, que no eran otros que la comunión de la Princesa de Asturias, futura Reina de España. Vestida con uniforme de camuflaje, se zafaba de los matojos y zarzamoras que ocultan la portezuela secundaria de la casa del señor, arrastrándose entre los hierbajos y la deshonra, ayudada por su padre, el Rey, y su madre, la reina abstemia. Ambos progenitores, disfrazados también, cruzaban el páramo sin hacer ruido, andando de puntillas, directos a la furgoneta de alquiler que los ha sacado de lo que, atendiendo a los acontecimientos, podría considerarse la primigenia morada de la lepra, hallada al fin. La Infanta completa el cuadro de las Meninas del s. XXI, próximamente expuesto en los mejores mausoleos del mundo a poco que el gobierno negocie unas condiciones favorables.

Pero no, Comandante, no. No es esa la misión de hoy. En otro momento. Ahora toca campaña. Dejemos para otro día el complejo... esa herida por la que se desangra España.

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Nota del traductor. Això no toca es una coletilla que popularizó Pujolone. Traducido, esto no toca, este no es el tema... y esta era la contestación que ladraba el Excel·lentíssim cada vez que alguna lengua agradecida le hacía una arruga en el traje de saliva. Aixó no toca, això no toca... y así llevan más de treinta años esquilmando al autóctono burro catalán.