Yo no sé nada. Absolutamente nada.
Aquellas palabras me volvieron a la cabeza. Fue un puñetazo
que me transportó a aquella pradera del estado de la Estrella Solitaria, frente
a la mirada enfurecida del Ránger Garnett. Cabizbajo, refunfuñaba al son de un
leve vaivén de su cabeza, prieta la mandíbula, también los puños, en un intento
inútil por comprender aquella nueva jugarreta de los dioses mil veces malditos.
Quizá, en un mundo perfecto...
El bueno de Red siempre fue un tipo duro. Un policía a la
vieja usanza, del género que ve las calles como un patio de recreo de mocosos de parvulario.
En Peleliu quedó esa vitalidad que tuerce el gesto hacia arriba, en forma de
sonrisa. Su alegría descansa bajo la arena coralina de un cerro, junto a tres
cuartas partes de su compañía. En un mundo perfecto, Red no habría renunciado a la búsqueda
de la felicidad, y todos los días luciría el Sol, abrazado a una familia que
ahora no existía, juntos de picnic en verdes praderas como aquella que
permanece en mi recuerdo... y el cabrón de Red sabría bailar, como por arte de magia, deleitándonos con su danza mientras yo le sacaba música a un violín sacado de la nada. Lástima... no, lástima no... Garnett también olvidó
la lástima en el Pacífico. Lo que brota del involuntario entendimiento de la
realidad humana no es lástima, sino resignación.
Resignación de Ránger, dura donde las hubiere.
La pregunta que me abdujo en el flasback cinematográfico
nada tenía que ver con Cásper, el huido sin padre o la sensación de conducir un
Fairlane por carreteras sin fin. No venía aderezada por una excelente banda sonora y
carecía del interés frenético de la persecución policial, aunque no era manca
de análisis pausado. Como una carga de profundidad... ¿Debe el Gobierno poner coto
a la Red?... la duda quebró la tranquilidad de la calma suave que antecede al
sueño.
¿Coto? ¿Red?... ¿Gobierno?...
... Quizá, en un mundo perfecto...
El cóctel estaba servido y bien agitado. Ha sido una noche
larga, más cuando se presentaba cargadita de descanso. La pregunta, el fantasma de Garnett, el
"yo no sé nada, absolutamente nada"... pero sí que sabes, Ránger,
aunque esas cosas mejor quedárselas uno para si... han acabado por hacerme ver
la luz del amanecer. Red creyó en la justicia. Cuando trincó a Butch, aseguraba que una temporadita a la sombra le sentaría bien, le haría ver el mundo
como era, difícil, cruel, y que el castigo acabaría convirtiendo al ladrón de poca monta en un hombre de provecho... pero no
fue así, antes todo lo contrario. Entro malo, acabó fiambre. El Mundo, Garnett. El
Mundo.
De ser perfecto, amigo, las amenazas, las vejaciones, las
violaciones o usurpaciones... todo lo ilegal según las leyes que rigen el
Estado de Derecho, de ser denunciado, debería sumirse en el curso de la santa
madre Justicia, sin necesidad de "casos específicos". Visuales,
virtuales, telefónicas, gestuales, dominicales... de nada importa el canal, pues
el sentido del acto emite idéntico mensaje. Lógico y fácil: denuncia, pruebas,
juicio y aquí paz y después gloria. Si no nos despistamos y el entuerto se arregla rápido, bien podríamos pasar la
tarde en la verde pradera, degustando vino tinto y jamón serrano, mientras vemos cómo
las pequeñas saltan a la comba y los jilgueros cantan bonitas tonadas sureñas.
Pero tu gesto tosco me ha hecho recordar que aquí, de perfecto,
nada de nada. ¡El Gobierno, perfecto! ¡Qué ilusión, qué alboroto, otro
Perrito Piloto! Primero sería la puntita, después el "tranquilo, no
duele" y al final, acabando, la estocada entera que dará con tus huesos en
la trena, pasando cura de reinserción como hiciera el pobre diablo de Butch. Todo por
el bien del pueblo, claro. Evitar la crispación, garantizar la democracia y
extender los derechos humanos hasta el infinito y más allá. Cientos de campañas
vociferadas por cientos de mamporreros inundando los medios, repitiendo el
mantra del decoro y las buenas maneras...
... para, con el sigilo y la caradura que viene siendo
habitual, aprobar un folleto de leyes de mierda que, a la hora de impartirse
entre los "presuntos" alborotadores, les permita una contemplación
individualizada del percal, según la etiqueta... carné... del juez de turno o del pobre fantasma apresado en la Red. Si estás bien cobijado, tranquilo. Si eres un "verso suelto", vacaciones pagadas durante una temporada, o un sangrado a multas ahora que la Economía, según
el Chupacabra, ha llegado a la final de la Champions.
¡Usted que bromeaba con la amante de Derry! ¡Usted que
cantaba en la chirigota!... usó el vocablo "tus muelas, joputa", y acto
seguido aparecieron cuatro zetas del Ministerio con su brazalete del Santo Oficio;
hace chistes veraces acerca del "Lenin español", y abajo le aguarda la lechera rumbo
a la Cheka... ¿su gesto se arquea en una mueca al descubrir el flequillo de
cualquier juez?, prepárese para pudrirse en una mazmorra lúgubre, sin ver luz
alguna, tan sólo imaginando el brillo de las medallas que habrán otorgado a su
costa ...
En un Mundo Perfecto, nada se mancharía con la mugre que
linda en el camino.
En un Mundo Perfecto...
Así que mejor sería que cogierais ese bodrio de proyecto de
ley y, como diría Red Garnett, os lo metáis por donde os quepa. Hacéis una bola
con las dos manos, bien prensada, y para adentro. Y no rechistéis, hombre...
¿sois leones o "güevones"?... que sabemos que vuestras tragaderas son
muchas. Valor, señorías, valor... que lo otro, la cobardía y el servilismo
traidor del que no hace cumplir las Leyes que sí existen, lo demostráis cada día
en vuestra claudicación ante los enemigos de España.
Joder, Red... has aparecido esta noche, tío, y me has
hecho volver a ver la puta realidad.
Gracias.
2 comentarios:
Tus parábolas encierran mucha ironía y mala leche a flor de letras.
Me ha gustado y me he entretenido leyéndote. Gracias.
Cuando me preguntaron qué pensaba de la propuesta para "acotar" Internet, imaginé cómo me gustaría que fuese, pero rápidamente el como es me hizo volver a poner los pies en el suelo.
Un saludo, Javier.
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