Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

23 dic 2012

Gente normal


¿Qué me dices? ¿Quieres ser cómo? ¿Gente normal? ¿Tú? ¿Una niñita de papá que rompió el cascaron antes, incluso, de ser parido por una gallina con Botox en el pico y plumas de peluquería todos los viernes a media tarde?
¡Ay, Deborah!
Tú paseas por las calles con tus Nike de diseño, pisando mierda de perro y seropositivas jeringuillas en las cañadas, donde tus camaradas te llevan para que compruebes qué peligrosa es la vida de la ONG, repartiendo consuelo como las monjas, ésas que tanto desprecias e insultas en los pasos cebra del centro, presa de un odio visceral heredado. Pero es entre los desarrapados de venas picadas o dientes carcomidos de tanto mamar entre los coches donde te sientes realizada… a gusto entre esos que crees parias… segura porque nadie te arrancará las zapatillas ni, si se diera el caso, esa ropa interior de Victoria Secret que el hijo del Dr. Badia, íntimo en las fiestas del palacete familiar, te regalo en otro intento institucionalizado por dar inicio a esa relación tan ben vista por los socios del Club de Campo.
Pero no… tú no… tú, Deboran, no estás por la labor, ¿verdad? A ti lo que te mola es ser una rebelde. Una revolucionaria. Como tu padre, allá por el 68, en las calles de ese París donde, armado con un pasaporte diplomático, arrasaba las calles de la ciudad de la luz y los burdeles de la capital del conejo relleno de espinacas. Tu padre y sus imposibles… es más viejo, sí… a pesar de estirarse los pellejos, injertarse pelo y las sesiones de entrenamiento físico personal que… que… bueno, no recuerdas el nombre… los nombres… pero son rubias, son rusas… ¡Qué pillín, el viejo!...
Esa fuerza que él despistó corre por tus venas, en exclusividad de lunes a jueves, combinada con polvo de ángel los días del fin de semana y fiestas de guardar, empujando siempre hacia adelante… morir de pie, Deborah, ya sabes… quemando las horas del día o la noche, es igual, bailando hasta altas horas, dejándote comer el cuello, los labios, los hígados… aunque la ciudad no es la misma y las putas de hoy en día hayan perdido la exquisita educación de la que hacían gala las vedettes del álbum de fotos que tu padre guarda bajo la cama, junto a las faldas del can-can.
Aferrada a tu móvil multiusos te sientes poderosa. ¿Para qué pasaportes y demás papelajos de antaño? Naciste en “democracia” y en ella, una imagen… una foto… una gota de roja sangre… ¡Roja y a la Izquierda!, te gusta recalcar… es suficiente para labrarte una futura escultura en el Parque a los Libertadores del Nuevo Mundo. Una provocación, un insulto, un escupitajo, un orín sobre unas militarizadas botas… un palo, y un flash. Apenas un suspiro de la batería de litio para que la Revolución… esa que tu padre dejó pendiente sobre el gris asfalto, substituyéndola por un trabajo como consejero de la caja de ahorros de la provincia, presentador del programa del que todos hablan o… ¡bendita Providencia!... político, tenga su nueva heroína, hambrienta de fama, reconocimiento y ego.
Otro suspiro de litio y, vía Facebook, Twitter, WhatsApp… ¿hay más, Deborah?... todos habrán recorrido las calles junto a ti, recibido tus golpes y llorado… ellos sí con pena y dolor… tus moratones y rasguños.
Quieres ser una tía normal… y no puedo más que reírme, Deborah.
Me lo dices ahí, sentada en esta nueva cafetería que jamás habría soñado pisar un ciudadano desconocido como yo, mirándome con esos ojos color turquesa tan extraños, con esa kufiyya directa desde Palestina, mientras la batería sigue soportando la infinidad de pitidos que reclaman tu presencia en primera fila… bip, bip, Sanidadbip, bip, Educaciónbip, bip, Desahucios… funcionarios, magistrados, preferentes, mineros, el Metro, Telemadrid… y yo soy ese segundo plato, o tercero… ¿el postre, Deborah?... mientras me miras y me hablas de cosas que ni tan siquiera comprendo, embriagado con tu perfume, tu piel perfecta, tus labios sonrosados, tu pelo… tu negro pelo que, de niños, caía por tu espalda cuando chapoteábamos en el río…
No sé a cuento de qué, pero me rozas con tu mano. Me agarras la mano, me aprietas la mano…
… ¡maldito el día en el que me enamore de ti, Deborah!
Yo… yo sí soy un tío normal, con un curro que me revienta 12 horas al día, sin polvos de fin de semana, sin batería de litio, sin Nike de diseño. Nunca fui a la cañada porque sabía qué había allí. En casa lo sabíamos bien. Dos tumbas… hermano y madre… y una cárcel sin barrotes en la que descansa mi padre, Deborah. ¿Recuerdas a mi padre? Claro. Él no imagino imposibles, guapísima. El vivió realidades sin lujo, sin burdeles… Sin nada. Normal que no lo recuerdes, aunque él sí me habla a veces de ti aunque en casa no hay álbumes de fotos. Los quemé una noche, mientras lloraba, entumecido por los golpes que, sin ruido… sin redoble de tambores en el telediario o en el último monólogo de la noche… fueron soportando mis costillas.
Negros moratones que jamás te enseñé.

Me sonríes, sacas tu multiusos y nos hacemos una foto. Quiero pensar que, en pocos minutos, estaré atravesando el etéreo espacio cibernético junto a ti, contemplado por el millón de amigos y el billón de asociaciones que te siguen…
… quizá… no, seguro… con envidia, Deborah.
¿Cómo puede ser? ¿Quién es este perro abandonado? ¡Otra buena acción de la camarada! Pobre hijo de la gran puta.
Tu mano es de tacto suave, sudor inapreciable, fresca, perfumada… uñas rojas. El anillo que te regalé cuando me fui a la mili todavía luce en tu dedo. Lejos de esbozarse una sonrisa en mi cara, mi alma se ensombrece, apenada. Deborah, ese ángel, quiere ser una chica normal, pero eso no sucederá jamás.
No para mí.
Ahí fuera hay miles que te harán el juego, vida. Te seguirán a pies puntillas, te llevarán a la más profunda de las miserias para, desde un palco VIP, observar la lucha de los gladiadores a tus pies… bailarás en el comedor de los mejores pinchadiscos holandeses… la mejor farlopa colombiana, la mejor suite del Palace, sábanas de seda… Conspiraciones para derrocar al gigante de las pesadillas de tu viejo, complots, juegos de espías, teléfonos pinchados, fotos robadas… palos, sangre, fama… Esos ojos todo lo pueden y allí donde no alcancen, llegarán los hilos de los socios del Club, los camaradas del sindicato o los putos gigolós del consejo de estudiantes de la facultad.
Mientras te alejas comprendo que no volveré a verte jamás. Tu número, tu recuerdo, tu tacto y perfume… todo arderá como hicieron las fotos de mi Historia. Yo soy normal, Deborah. Tú, en cambio, has sido excepcional para mí. Mi deseo. Mi imaginación imposible. Una soga al cuello en el teatro de los sueños.
Otra más.
Quieres ser normal, pero no puedes vivir con ello.
Y yo no puedo vivir contigo.

8 comentarios:

Old Nick dijo...

BUEN RELATO, HERMANO HEREP.
Te He Dejado En La Entrada Anterior Mi FELICITACIÓN MANOLERA.
UN ABRAZO GENIO.
QUE PASES UNAS BONNES FESTES DE NADAL,-Lo Digo Sin Ánimo SEparatista-,En Catalá Charnegado.
Un Brindis
Y
¡¡RIAU RIAU!!

Anónimo dijo...

Aquí hay novela maestro, no te digo más.
Saluditos.

Geppetto dijo...

Las culpa de lo que les sucede a los jovenes la tienen sus ingratos, poco inteligentes y fatuos papas.
La generacion del 75 es una generacion destruida, la siguiente sera la de la ruina mas absoluta
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es

que dificil la vida sin ti dijo...

¡Bon Nadal i millor Any Nou Pere, de part de la teva gran admiradora i amiga que t´estima!, petons
Asun

Herep dijo...

Old,
La he visto, sí señor. Y contestado, amigo mío.
Veo que vas haciendo tus pinitos con el catalán, eh!
Bien, bien... preparándote para cuando se instaure la Gran Cataluña de I Reich barretinado.

Un abrazo... y un brindis. ¡Riau!¡Riau!

Herep dijo...

Bufff... Zorrete... eso hay que decírselo a mi mollera para que se convenza de ello.

Un abrazo, campeón.

Herep dijo...

Llevas toda la razón del mundo, Geppetto. Mi generación, un fracaso absoluto, pero la que me sigue... hablas de "ruina absoluta" donde yo tan sólo veo muerte.

Malos tiempos.

Un abrazo.

Herep dijo...

Bon Nadal, Asun!!
Desitjo que aquets dies, amb la familia, tot hagi estat farcit de llum, color i esperança.
Des d'ací, capital de la Tarraco romana, t'enviem tota la força que et faci falta, maca.
... i mil abraçades!

Bon Nadal, Asun. Bon any 2013.