Este próximo domingo, 25 de noviembre, los obsequiados con
el don de haber nacido en alguna de las cuatro provincias catalanas… tocados
por la gracia del Todopoderoso… tenemos la enorme suerte de poder, otra vez, ir
a votar.
Apenas dos años después. No me digan que no tienen envidia. No
me digan que esto no es eso que resuena por las calles, en las barras de los
bares, en las alcobas mientras se fuma el cigarrillo del último esfuerzo diario…
No me digan que no es lo más parecido a la Democracia Real… YA. Una elección,
la de Presidente de la Generalitat, que bien podría parecer la votación, a mano
alzada, del presidente de la comunidad de vecinos. A ver, usted, ¿a quién vota? ¿A Juan, a Didac? Una vez al año no
hace daño. Democracia pura y dura en la Tierra Prometida.
No me digan que no tienen envidia. Pillines.
Por aquellos días reflexioné… y hoy voy a dedicarle unas
letras al cuento de la lechera que se nos presentará el próximo domingo en alud
de multitudes. 1.500.000 de entradas vendidas según la organización, aunque en
la calle, ante el Palau, tan sólo encontramos 600.000 almas, siendo generoso y
aceptando a los inmigrantes subsaharianos, asiáticos y muyahidines como
animales de compañía.
Vale, vale… a los menores de edad también.
La primera sorpresa que nos encontramos al poner el pie en
la comunidad vecinal es que el edificio oficial consta de tres plantas, cosa
totalmente prohibida por la legislación vigente… aunque, como comprobaremos al
respirar el aire viciado del vestíbulo, la Ley no es una cosa que se siga al
pie de la letra en esta su comunidad, más bien todo lo contrario. Un quiebro,
un amago, un penalti dudoso de todas todas… ¡qué
más da si el Presidente de la comunidad es amo y señor del pito del sereno!
Él se lo guisa, él se lo come.
Persona tan importante y honorable no podía vivir en otro
lugar que no fuera el ático. Tercera planta. Ascensor directo al salón, a
escasos centímetros del sofá de negro cuero. El picadero, de tropecientos
metros cuadrados divididos en planta base, solárium para la adulación y sótano
a efectos de cloaca, está perfectamente decorado, obra de elegantes y
exclusivos diseñadores suizos e italianos. Napolitanos, mejor dicho… viejos
amigos de la familia. Por doquier cuelgan retratos de antepasados ya difuntos… ¡dicen que tiene 129!... además de multitud de filigranas y cosas inútiles regaladas
durante el millar de viajes que, siempre que puede permitirse una escapadita,
le gusta ofrecerse a su séquito y a él.
¿Temor a la mudanza? No
me hagan reír, por favor. El inquilino del ático sabe que jamás será
desalojado de su vivienda de lujo y ostentación. Allí nació y allí, viejo y
tembloroso, morirá en compañía de sus hijos. Dos, más el delfín. Tan señoritos
como su padre. Bien educados en colegio privado suizo. Multiusos y multilingüe.
De los Pujol, los Grasset, los Feliu… de toda la vida, la única preocupación fue
saber si cabría el nuevo apellido compuesto en la chapita del buzón del portal.
Ya saben… 129 apellidos ocupan mucho espacio y el
Todopoderoso en su ático todavía, a pesar del esfuerzo de escuadra y cartabón,
no puede reducir tantísimas letras a escasos diez centímetros de dorada chapa.
Con un simple “President” se solventó
el problema, tranquilos. Él es el Presidente. El señor de la comunidad. De CiU.
De la CiU de toda la vida, siempre presta a mojarse por los problemas de la
comunidad, el sinvivir y el sinsabor, las necesidades, anhelos, sueños, utopías…
espatarrado sobre el frío cuero de su sofá, a escasos metros del ascensor… privado arriba, público cuchitril para las
plantas inferiores.
Ahora, para pasado mañana, nos ha repartido unos folletos en
los que nos anuncia su intención de separarse de la ciudad y fundar,
santificado sea su nombre, nuestra propia urbe… nuestro pequeño y selecto “otro mundo es posible”… libre del yugo
del Alcalde corrupto de la familia rival. ¡Dice
que nos arreglará el pasamano! ¡Tendremos ambientador en el cuarto de las
basuras! ¡Mirilla en las puertas y portero automático digital! ¡Bien, bien,
bien…Be… Beee… Beeee…! Y el señorito enfunda el balcón en una gran bandera
que es vista desde todos los puntos cardinales de la galaxia, llamando la
atención de los transeúntes que, curiosos, observarán la enseña y, como niños,
acudirán a la llamada de su amo. ¿1.500.000? ¿Tendrán canapés para tal masa de pueblo? ¡Seguro! ¡El dinero de la
comunidad da para eso y mucho más! ¡Todo sea bienvenido en nombre de la teatral
reelección! ¡Bendita subvención!
Un peldaño más abajo, en la segunda planta, encontramos a
los vecinos socialistas y a los populares, estigmatizados por obra y gracia del
pecado original, tatuado a fuego en sus frentes cuando, en una noche de
borrachera, permitieron que el vecino del ático los utilizara como
protagonistas del chiste de la velada. Esa mancha… esa carcajada arrojada a sus
almas… siempre los acompañará, pero aprendieron la lección. Listos en una
comunidad de listos, interiorizan la aceptada burla suplicando un perdón que
nunca llega. No llegará jamás, por mucho que barran y frieguen el rellano
presidencial, aprendan expresiones y poemas tribales épicos o, día sí y día
también, se ofrezcan a pasear los perros de la familia regia de forma
desinteresada. Quizá así nos dejen subir…
nos permitan ver el pisito… soñar con poder descalzarnos sobre ese sofá… ¡Oh,
sueño… Oh, amores!
Para ello venderían a su padre y a su madre, los del
segundo. Tan obcecados en hacer realidad su deseo, reniegan de aquello que
fueron, son y serán. Unos, hoy, se declaran federalistas donde antaño se hacían
llamar socialistas, o internacionalistas, que al caso viene a ser lo mismo. Otros,
auténticos magos de lo virtual y la cirugía plástica, falsifican carnets de
identidad para asemejar sus apellidos a los del vecino de arriba, famélicos por
entrar a formar parte del círculo de amistades… sollozando por esa culpa genética
adquirida, enfermedad que ellos no querían, joder… ¡Mala sangre me corre por las venas! Ridículos, los vecinos del
segundo. En las juntas no se les deja hablar… ¿Para qué? ¡Para escuchar tonterías ya tenemos el Polonia!... al
tiempo que son objeto de toda burla, escarnio y afrenta. Todo entre risas. Inclusive
las propias.
Son carnaza…
… que, gracias a la acción soterrada de esos, los vecinos
del primero, cada día huelen más a putrefacto cadáver. Porque desde abajo,
desde el primero, se empuja con fuerza para, en un sándwich indigesto,
desterrar el jamón dulce del segundo y ocupar ellos dicho lugar. Pan con pan,
comida de tontos… o de listos, si se tiene en cuenta que desde allí, estirando
la mano, casi puede rozarse el último tubo de la cloaca del ático.
Aquí tenemos de todo: comunistas post-Muro de Berlín,
ecologistas sandía (verdes por fuera, rojos por dentro), republicanos
trasnochados, directivos de fútbol, ex vocales del CGPJ, actores, cantantes,
esculturas, el “negre de Banyoles”…
De todo, en la primera planta. Un mercadillo en el que todo puede suceder, y
todo puede sucederte. Un zumo multijugos de grupos de presión que presionan,
Monos… ¡vaya si presionan!... a los del segundo para ver si, de una vez por
todas, pueden echarlos de la comunidad. Indignos.
Casi todas las mañanas algún pantalón aparece quemado en el
tendedero del segundo. Alguna pintada en el buzón, un jilguero desplumado en el
rellano, una diana rodeando un apellido no registrado en el diccionario de
Pompeu Fabra… Tienen buenos maestros, los del primero. Informes y manuales de
primera mano que, unido a la juventud y la sangre caliente, convierten su
trabajo en un juego de reglas difuminadas. Difuminadas para ellos, claro… por
ser los del primero, los últimos, los pequeños cachorros… chicos de la gasolina, dice el Presidente desde el sofá de su ático,
peones del trabajo sucio, garantes de mi
Gloria. Aunque conoce al dedillo sus intenciones, poco teme de ellos. Son
un quiero y no puedo. No sabrían qué hacer si ostentaran el poder de la
comunidad. Para ellos, la carne, el vino, la rebeldía sin causa y, si fuera
necesario, un vale de descuento.
Para Él, la Eternidad.
La segunda sorpresa, Monos, la encontraremos en el rellano,
a rebosar de gente. Lleno. Lleno como podría estar un concierto del DJ de turno
en el que se repartieran pastillas de éxtasis. Abarrotado, el rellano. ¿Quién son? ¿Serán vecinos? ¿Vendedores
ambulantes? No. Nada de eso. Son ciudadanos que, un buen día, acudieron a
la comunidad en busca de algún piso vacío en el que construir su nidito de
amor. Ciudadanos que, perdidos en esta comunidad de intereses sectarios,
chantajes emocionales, defenestraciones públicas y ejecuciones al amanecer, no
pasaron de la planta baja… obstruidos por tanta inmundicia… asqueados ante tal
falta de sinceridad… henchidos de rabia ante la desidia de los vecinos
propietarios… abstencionistas todos ellos que, por una de esas casualidades del
destino, miraron a su alrededor para comprobar que allí, en el rellano, tras
una cortinilla que apenas disimulaba su presencia, había una puerta
desvencijada y vieja por el uso… un puticlub… una casa de citas destartalada,
con señoritas desvergonzadas y algo entraditas en carnes y años… pero vivas,
alegres, apasionadas, palpables… Putas que, a diferencia de tantos y todos, dan alegría
a la comunidad.
Sana alegría en un pedazo de infierno.
Allí pacen, cientos de miles, en el rellano, disfrutando de
su abstención mientras señoritas ligeras de ropa… y señoritos, que el negocio
es para ambos sexos por igual… les masajean las mejillas cuchicheándoles
alabanzas al oído. No hay más paraíso que este, muchachos. ¡Qué me importa a mí la comunidad! ¡Dos huevos para ella! ¡Dos huevos
para los vecinos! ¡Para el Presidente!... reduciéndose los días a banales jornadas de vino, rosas y desidia.
129, Monos. Idéntico proceso durante 129 vidas. Nada cambia
cuando nadie quiere cambiar. Todos lo saben… envueltos entre el centenar de
piernas de la abstención, preparando cócteles molotov en el primero, flagelándose
en el segundo… y el Presidente, desde el sofá, se frota las manos entre
carcajadas victoriosas.
Nosotros, amigos, jamás entramos en el edificio. Vivimos
bien en nuestro Cuartel General. No hay razón alguna para el cambio, la
mudanza, el punto y aparte. Desde aquí tenemos buenas vistas, no hace falta
subir más. Nada escapa al ojo acechante de nuestro Servicio de Inteligencia… y
allí, a lo lejos, desde esta garita, vemos un grupo de personas reunidas en un
solar colindante, ajenas al edificio oficial y su podrida comunidad. No son
muchos, pero a nosotros nunca nos gustaron las aglomeraciones. Son jóvenes y,
no sé por qué, me dan la sensación de oler a limpio… a fresco… a virgen…
Monos, esta vez vamos a votar a Ciudadanos. Sí. Esta vez no me engañará la experiencia de la
meretriz rusa de flotantes senos que, tantas y tantas veces, no me dejó pasar
del Club Abstención, primera planta, puerta central. Apostaré por ellos y, con
suerte, el domingo noche me acostaré soñando en que ese solar en el que se reúnen
hoy, mañana esté patas arriba a causa de la construcción, costosa pero
necesaria, de una nueva comunidad.
Quizá me equivoque, aunque no debo preocuparme mucho por
eso. En apenas un par de años, si así fuere, podré volver a reflexionar de
nuevo. Recordadlo… aquí sí… aquí tenemos una democracia Real… YA.
14 comentarios:
¡Herep xato, me ha encantado tu metáfora tan currada literariamente, yo a esto último sabes que le doy mucho valor! ¿por casualidad no tendrías un trabuco para prestarme? En serio, estoy preparada para lo peor...
¡Menos mal de los ratos que he disfrutado leyéndote!
Molta sort i petons
Asun
¡Lástima, amigo Herep, que, al no ser catalán -uno de mis bisabuelos sí lo era-, no pueda votar el domingo! Me conformaré con reflexionar mañana, y con procurar que otros reflexionen y voten racionalmente.
Un cordial abrazo. ¡Y que Cataluña acierte plenamente!
No sé yo si a estas alturas las votaciones sirven para algo(sea donde sea), porque los eñores del ático, creo, ya están bien establecidos. Y me parece que llevan años de dominio soterrado y engañoso. Pero ¡adelante Cataluña!, votad. Os deseo mucha suerte, desde un Madrid ultrafaccioso y Populista, mi Madrid corrupto y derrotado. ¿Tal vez así lograreis salir de este húmedo fangal en que se ha convertido la peninsula? Yo desde luego, cada vez me ahogo más....
Saludos.
El sistema veta y margina a los partidos que no interesan y que pueden poner en peligro el chiringuito montado en 1978 y a su casta.
Los partidos parlamentarios tienen subvenciones ,es decir, los ciudadanos pagamos la propaganda para que nos manipulen y engañen, totalmente orweliano.
Ciudadanos es un PP cualquiera, no es ninguna alternativa(pero los acomplejaditos moderaditos centristas con aliento que huele a Cacharel se la van cogiendo siempre con papel)
El domigo si se vota, hay que votar a PXC, eso si que es una alternativa(a pesar de que los peperonis y filopeperonis digan que es un partido independentista, lo cual es totalmente falso, pero calumnia, que algo queda)
Que envidia me das .Pues menudo lujazo votar cada dos por tres,Me cachis en la mar,Yo aqui en Las Antipodas sin poder llevar el botaumeiro para alabar a Arturito Mas,un saludo Maestro.
Bueno pues a ver lo que sale aunque me temo que no tendremos ninguna sorpresa.
Saluditos.
Y se aviene el escándalo y la debacle de la sociedad catalana por creer esos cantos de sirenas que desde Caga i Uye se dan con vervorrea fácil y antiespañola, lo mismito que hacía Hítler engánchandole a los hebreos todas las culpas del Reich alemán e impulsándo a su pueblo a la peor de las debacles. Así andamos y así veremos el pintoresco espéctaculo de ver a mas refugiado en un país sin tratado de extradición forrado de lo que su papá le dejó en Suiza y partiéndose el culo mientras en Cataluña se dan de ostias por una patética y estúpida utopía que nunca existió.
Un saludazo.
No tengo trabuco, Asun, pero desde pequeño he sido un francotirador de élite. Con una piedra en la mano no había farola que se me resistiera.
Un abrazo y suerte para vos también. La necesitaremos, sí señor.
No tengas pena, Tío Chinto! No te pierdes nada del otro mundo. Una papeleta, un sobre, un voto que, posiblemente, no valdrá para nada... y poco más.
Eso sí... el gustazo a medida que va conociéndose el escrutinio tiene un sabor especial, lo reconozco.
Un saludo, artista.
moderato...
Los del ático no se van ni con agua caliente. Después de la algarada de Mas, su súplica de una mayoría absoluta y el descalabro de anoche, cualquier estadista un poco serio habría dimitido ipso facto.
Pero ellos... ellos no creen en nada, amigo. Tan sólo en su beneficio personal, así que ¿cómo renunciar a ese estilo de vida?
En cuanto a tu ahogo... perdona pero tan sólo puedo aconsejarte que cojas aire. La cosa se presenta muy oscura.
Un saludo, madrileño.
Reconoceré, A.J. que no todo ha sido vino y rosas en la elección de mi voto. Ciudadanos es un partido socialdemócrata, cosa que no casa demasiado bien conmigo, pero no ha cejado en su defensa de España y la unidad de sus tierras, a pesar del accidente con uno de sus militantes que promovió el boicot a los productos catalanes, siendo sustituido tras pedir disculpas él y el propio Albert.
Eso no me gustó porque la batalla, bajo mi punto de vista, tiene que estar por encima de toda moral. El enemigo no tienen, pero confía que aquellos que sí la tienen se frenen ante sus convicciones.
Error fatal.
Es posible que, con grupo parlamentario propio, el Sistema lo devore como a tantos otros, pero eso tendré que juzgarlo cuando nos vuelvan a convocar a las urnas... más pronto que tarde, creo yo.
Si se corrompen, tampoco contarán con mi voto y, si PxC aguanta, podremos sopesar la idea de votarlos.
Un saludo.
No te creas, Agustín.
Tengo varios amigos que han sufrido dos jornadas electorales seguidas sentados en la mesa presidencial.
Un sopor, amigo!
Te pagan un sueldo, sí... pero nada compensa soportar a los interventores y sus malditos chistes sin pizca de gracia.
Peor que un picor, amigo.
Un abrazo.
Ninguna sorpresa, Zorrete.
Pero, en el fondo, una risa loca al comprobar que cada vez son más quienes se apuntan al reparto del pastel... que ya no es más que mero aire.
Un abrazo, campeón.
Acertado tu comentario, CS. Como siempre.
Estos resultados, además de polarizar a la sociedad catalana, han servido para demostrar que, antes de "ordenar" Cataluña, tienen que "limarse" muchas asperezas entre los propios secesionistas.
Un buen estadista, aplicando buenas tácticas perfectamente descritas en "El Arte de la Guerra", de Sun Tzu, conseguiría ganar la batalla sin mover un sólo dedo.
Veremos de qué pasta está hecho Don Mariano... aunque te confieso que pocas esperanzas tengo en su labor.
Un abrazo, jienense.
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