Hace 67 años, más o menos a esta hora en la que la mayoría
de los Monos estamos paciendo a la bartola, sedientos de calor y famélicos de
costa, el infierno que cantan los San Juanes de turno, apóstoles del
Apocalipsis humano, se desató sobre la Tierra.
Como los hombres somos tan poco originales, dicho infierno
también está caracterizado por llamas de rojos colores, chispas en naranja y
amarillo, gris ceniza, negro carbón y una mezcla de aromas, destacando el agrio
azufre y el arenoso tufo a carne demasiado hecha… churrascada.
El asador, sito en la ciudad japonesa de Hiroshima.
No vayáis. Ahorraros el viaje. De él tan sólo quedaron
ruinas y recuerdos en forma de viejas fotografías mostradas en el comedor
principal.
En Hiroshima, el 6 de Agosto de 1945, cayó la Bomba.
La Bomba Atómica.
En vuelo pionero, el Enola Gay, un B-29 de la Fuerza Aérea estadounidense,
abrió una panza que reflejaba una satisfactoria y saludable alimentación, y
cagó el invento.
Durante años… durante décadas… durante todos y cada uno de
los días de la Humanidad… el pensamiento acumulado, la técnica estudiada y la
obra parida por esa masa gris que tenemos en la mollera, fue cebando el
estomago agradecido del Progreso… con inventos, con teorías, con experimentos y
ecuaciones de quinto grado… creando puentes colgantes, máquinas
aero-espaciales, ruedas para los carros… escudriñando los secretos del
pensamiento filosófico, la materia, la antimateria y el Bosón de Higgs.
El Enola Gay, en su panza, llevaba todo ese alimento,
digerido en esta pequeña porción de Tiempo que, al fin y al cabo, es la
Historia de la Humanidad. Todo el legado del Hombre resumido en un artilugio
que, dada su importancia, iba a rebautizar la nueva nomenclatura histórica: la
Era Nuclear.
Pero como todo buen plato de solomillo al Rioja digerido por
el humano estómago, una vez disfrutado el placer inicial, lo que acaba quedando
es una masa inútil, inservible y tóxica para el organismo. Vulgarmente, este
desecho es conocido con el nombre de mierda. Base científica incuestionable.
Acción-reacción.
Solomillo… café y cigarro, muñeco de barro.
Los hombres, por si la fábula no fuera lo suficientemente complicada,
son expertos en esto de la defecación. Unos linces. Parece que, desde la salida
de las cavernas, no hubiéramos hecho otra cosa. Nos gusta, el revolcarnos por
el fango. Produce placer contemplar el mal ajeno, pisar al contrario, hacer el Mal.
Nosotros, Monos, en el Cuartel General, conocemos de la Maldad
intrínseca al Hombre. La conocemos y la tememos, pues es también característica
de quien les escribe. Oponerse a ella es una lucha encarnizada. Una batalla
diaria entre aquello que está bien y aquello que no lo está.
En 1945, el Mundo se encontraba bastante revuelto. En Europa…
la eterna Europa raptada… el gran conflicto bélico del s. XX llegaba a su fin.
Se cerraban, de esta guisa, casi seis años de conflicto y varias décadas de
preparación, con un ensayo en forma de Gran Guerra e infinidad de conflictos
menores, localizados en casi todos los países del continente.
Hitler había sido derrotado. Su régimen, aniquilado. Su
Alemania de los 1000 años, engullida por el Oso Ruso. ¡El Totalitarismo ha muerto! ¡Viva el Totalitarismo!
Mientras, en el Pacífico, el Imperio Japonés, apoyado por lo
abrupto de sus archipiélagos y la defensa a ultranza de todas y cada una de las
piedras japonesas, ponía en serios aprietos a las fuerzas de los USA, únicos
que, por aquellos rincones del ancho mar, se batía el cobre con las potencias
del Eje. Los nipones, fanatizados hasta la médula en la adoración al Emperador
Todopoderoso, defendían todos y cada uno de los matojos del patrimonio de Hirohito,
sacrificándose hasta límites insospechados para los imberbes marines del Tío
Sam, vendiendo muy cara su derrota. Por cada finado norteamericano, podían
contarse dos o tres “amarillos”… pero de rendirse, los japoneses, nada de nada.
Hasta que todo el progreso científico del que el Hombre se
siente tan orgulloso les cayó encima. Una vez, y luego dos veces. No hizo falta
tercera boñiga. El Emperador firmó. Esa tarde, lo hubiera firmado todo.
Al instante, los padres de la materia se echaron las manos a
la cabeza. ¡Nosotros no trabajamos para
esto! ¡Es una monstruosidad! ¡Nosotros servimos al Bien, y con nuestro trabajo
se ha fosilizado a doscientas mil personas en un microsegundo! Dicen que
Einstein se emborracho aquella noche mientras lanzaba dardos a una diana en la
que había superpuesto su famosa fotografía con la lengua fuera. Sí que es infinita la estupidez humana, sí.
El hombre es un lobo
para el hombre… y quien diga lo contrario, os miente.
Por aquellas fechas, la URSS democrática del Padrecito de
los Pueblos, alias Gulag, tenía un ejército de científicos a pan y agua hasta
que no dieran con la incógnita de la ecuación nuclear. Unos meses antes, los
científicos nazis habían seguido un plan de estudios similar, quizá no tan
desarrollado ya que Hitler era más propenso a los cohetes teledirigidos, pero
¿alguien pone en duda que, de haber tenido una Little Boy, no la habría lanzado sobre Londres? ¿Alguien pone en
duda que, de haberla tenido lista una Gran
Tsar, el líder ruso no la habría lanzado sobre Berlín?
¿Alguien cree que Negrín, en el caso de haber tenido un
teléfono rojo en el despacho, no lo habría descolgado?
Truman apretó el botón. Una vez: 150.000 muertos. Otra vez:
80.000 muertos. Al instante, sin contar los lisiados. La primera, para
presentar el infierno del hombre a los chicos de los ojos rasgados. Ojos que de
nada sirvieron ante el nuevo brillo atómico. La segunda, más discutible, para
su puesta de largo en la alta sociedad en la sombra. Los rusos, aliados en el
almuerzo pero enemigos en la cena, sabían a qué atenerse. USA, medalla de oro.
La tenemos. Le hemos
hincado el diente al solomillo, bolcheviques… y, de este cerdo también se
aprovecha todo. Hasta la mierda.
Hoy se cumplen 67 años de la venida del profeta nuclear… y
un tsunami de culpa, resentimiento, solidaridad e ira invade este globo que
gira y gira flotando en el espacio, también infinito según Einstein. Muchos se
lamentan y muchos más critican aquellos días y aquellos actos desde el sofá de
su pisito hipotecado de por vida. Eran otros tiempos y otras mentalidades… pero
el fondo siempre ha estado con nosotros.
El bocado del lobo permanecerá siempre fresco en nuestra
piel. Algunos lo llaman Pecado Original.
Hoy, abducidos por un falso “buenismo” interesado y un “pacifismo”
de barra americana, nos sentimos seguros contemplando cómo firman tratados
START, elevan escudos anti-misiles o ponen en órbita extraños satélites
emulando la Estrella de la Muerte. Si
llueve, no nos mojaremos. El paraguas atómico… la Carta del Loco… la
disuasión nuclear… El peligro se nos antoja lejano, estéril… propio de tiempos
pasados… cavernícolas…
… hasta que un iluminado aprieta un botón, y el primer
petardo anticipa el estruendo de la traca.
Por primera vez, la suma de uno más uno, será igual a cero.
La Guerra, Monos, es muy perra. Nosotros, a diferencia del
casto y puro ex ministro de Defensa José Bono, preferimos matar a morir. Somos
lobos para con los lobos. Como sólo pueden serlo los lobos.
Y quien diga lo contrario, amigos, miente.
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NOTA. Os dejo, como prueba de estas reflexiones de tinto de verano, este simulador. Poned el nombre de vuestro barrio, pulsad "Destruir” y, tras comprobar los círculos concéntricos, levantad la vista e imaginaos todo lo que os rodea reducido a polvo y ceniza.
NOTA. Si se os quedó mal cuerpo… tranquilos, no tenéis de qué preocuparos. En Chirigota Española, s.l. ningún pardillo podría emular a Jack D. Ripper. Nosotros, acorde a nuestra tragedia, tenemos otras bombas.
10 comentarios:
Buen título, amigo Herep, y buen desarrollo del artículo. La Bomba, por antonomasia, la bomba como no se conocía otra, hasta entonces, por su capacidad destructiva. Supongo que el sueño de alguna mente pervertida será llegar a convertir la tierra entera en una gigantesca bomba. ¡Ya sabemos, Herep, que el sueño de la razón engendra monstruos!
Un cordial abrazo.
Es cosa de echarle un par de... bombas y se las tiraron. De no hacerlo igual aún estarían pegando tiros. Bueno no porque Stalin se habría adelantado y la historia sería distinta.
Recordad Pearl Harbor.
Saluditos.
Siempre se ha dicho que el lanzamiento de las dos bombas atomica,Era una manera de decirle a Stalin,ojo el que manda ahora en el mundo somos nosotros los USA,Eso si los japoneses fueron los conejillos de india utilizado para tal fin,un saludo,
¡Ah, mira que chachi!, he seleccionado Lavapiés (lleno de musulmanes en la actualidad) y usando el primer artefacto de destrucción masiva de la lista, me lo cargo todo y el area de influencia no llega hasta mi barrio.
¡¡Lástima!!!, solo ha sido un simulacro.
Muy Buen Recordatorio Hermano Herep-
Como Siempre, Chapeau.
Eso Es lo Que Pasa, Cuando Unos Perfectos Hijoputas, "Sacan de la MALDITA ALEMANIA DE HITLER",-Que SÍ LAS TENÍA y No Quiso Usarlas-, VARIAS BOMBAS ATÓMICAS DE HASTA TRES TIPOS, DE URANIO, PLUTONIO Y POLONIO...
El Judío CAMISERO TRUMAN,, Que Sustituyó a su Cofrade Roosevelt, NO DUDÓ EN USAR DOS DE ÉLLAS :LITLE BOY, de Uranio y FATHMAN de Plutonio Contra os Ciudades DESARMADAS...
Eso, Como Podemos Ver, NO ERA "UN CRIMEN DE GUERRA, NI "CONTRA LA HUMANIDAD"...
NI LO QUE VINO DESPUÉS AL CALOR DE "LA VICTORIA" TAMPOCO...
Dale A Un Hijpouta una Pistola y Tendrás un ETARRA o Un COMISARIO DE LA CHEKA...
Dale a Un Canalla Una BOMBA ATÓMICA y LA USARÁ SIN DUDAR...
¿Resultado?
HIROSHIMA Y NAGASHAKI Y Lo Que Vino Después.
Un Abrazo GENIO-
Un Brindis Por TODOS LOS ASESINADOS EN GUERRAS DE EXTERMINIO Y DOMINACIÓN, CAMUFLADAS DE "SANTAS LIBERACIONES DEMOCRÁTICAS"
¡Que Asmodeo Les Dé a TODOS LOS CANALLAS ASESINOS SU JUSTA RETRIBUCIÓN.
y
¡¡RIAU RIAU!!
Demasiados monstruos, Tío Chinto.
Todos los inventos y creaciones hechas por el ser humano han tenido, básicamente, un fin maligno.
No digo con esto que los científicos actuaran de mala fe, pero sí la mayoría de los "mecenas" de dichos proyectos.
Es algo que está en nuestra naturaleza.
Un abrazo, bloguero.
La Historia sería muy distinta, Zorrete. Y me atrevo a decir que el cambio sería a peor.
Mucho peor.
Un abrazo, y ánimo.
Creo, Agustín, que si no la hubieran lanzado los USA, algún otro se habría encargado de tal macabro honor.
Quizá, siendo ellos, el mal fue menor.
De todas maneras, pienso, como tú, que el mensaje, sobretodo con la bomba de Nagasaki, iba dirigido a Stalin.
Un abrazo, neozelandés.
ramrock,
A modo de observación te diré que, hace tiempo, vi un reportaje que hablaba de las armas biológicas. En él se decía que se estaba investigando diversos tipos de armas que matarían de manera "selecta", mediante la modificación genética de diversas cepas que tan sólo actuarían contra características específicas de ciertos tipos de población.
Esperemos que, de ser cierta la noticia, también estemos ante un simulacro.
Un abrazo, campeón.
Ese es el gran dilema, Old. ¿Destruimos nuestras armas en pro de un pacifismo falsario, o nos armamos de valor para utilizarlas en caso de necesidad evidente?
¿Las dejamos en manos de los canallas, o les mostramos que estamos dispuestos a utilizarlas?
No sabía lo que comentas del Tercer Reich y las armas nucleares.
¿Me podrías dar alguna directriz para informarme de ello?
Un abrazo, maestro.
Y un brindis por todos los infiernos juntos y reunidos. Que el fuego de Asmodeo venga y nos purifique.
¡Riau!¡Riau!
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