Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

17 jun 2012

Ratas de laboratorio


Pasaban quince  minutos de la medianoche y las luces de la habitación de la primera planta seguían encendidas. Dentro, enfrascados en una atmósfera atufada por el humo y el agrio sudor de una extenuante jornada de trabajo, pacían el President y el Secretari… a la espera…

- Cardona, osties… ¿No me confirmaste que habían recibido las convocatorias? –preguntó el President mientras se aflojaba la corbata y reposaba sobre el cenicero un enorme puro blanco, gentileza del Conseller de Interior-. ¿Cómo demonios llegan tan tarde?

- President… tranquilo… recuerde la úlcera. Además, ya sabe que la Consellera tenía varios asuntos en su agenda. No tardará en llegar… espero…

- Recuérdame, Cardona, que jamás vuelva a convocar un gabinete a estas horas de la noche. Un sábado… ¡Un sábado! Pensar que dejé de lado mi noche libre para acabar aquí esperando a estos elementos…  Hoy, además, que l'Elodia tenía una despedida de solteras… ¡Y por la TV echaban “El Patriota”!

- Hablaré con el Director de La Corpo para que la vuelvan a pasar el próximo fin de semana, President. No se preocupe por eso –susurro el Secretari, intimidado ante la súbita reacción del President que, soñándose protagonista de la cinta, se había alzado sobre la artesanal mesa de pino del despacho enarbolando la bandera que presidía la estancia, al grito de “USA… USA… USA”.

Ante la escena, la cara de la Consellera d’Ensenyament, que en esos precisos instantes acababa de abrir la puerta con el ímpetu propio del quien se conoce culpable, fue todo un poema. Unos instantes, tan sólo, ya que contagiada por la atmósfera dulzona parida por el denso humo, alzó los brazos al grito de “Llibertaaaaat”, demostrando, a las claras, que se había confundido de película y escena.

- ¡Rigau! –exclamó el President bajándose de la antiquísima mesa de roble con un gracioso saltito adornado con un tirabuzón. La caída, un poco arrítmica, pero la estética, perfecta -. ¿Dónde has estado? ¿No quedamos expresamente a la "hora de las brujas"?

- Uuuuuu…

El Secretari clavó sus sorprendidos ojos en la Consellera. Aunque su tono y sus gestos indicaban una broma sutil, los ojos de la doña confesaban una ligera alteración en su estado.

- Tranqu… Tranquil, President… Est… estaba de visita oficial… al Bulli…

La sospecha, al escuchar la lengua de trapo, quedó disipada. Sí. La Consellera había bebido más Moët de la cuenta. Disimulando ante los ojos de la parroquia, el Secretari se pellizcó con saña el muslo derecho. Se sentía aturdido… lento… excesivamente relajado… abstraído… y, por obra de algún extraño encantamiento, notaba como sus finos labios iban torciéndose en una sonrisa interesante.

- ¡Per Déu, nostre Señor! ¿Cómo se presenta aquí en este estado?

- President… usted ya sabe que era una cita que no podía anular. Ya sabe cómo funciona la lista de espera del chiringuito de Ferrán. Además, el Excelentisim estará esperando mi informe mañana por la mañana, a primera hora. Excelente informe, por otra parte.

El Secretari contempló sonriente el abrazo cómplice entre el President y la Consellera. El enfado por el retraso… la fallida noche libre… el VHS imposible de programar… todo quedó atrás, como recuerdos de una pesadilla. El uno y la otra se pusieron cómodos en el sofá de negro cuero y, encendiendo el President el enorme puro y la Consellera unos cigarrillos finos… cortesía, igualmente, del Conseller de Interior… volvió a apoderarse del despacho la blanca nube densa, al tiempo que los dos aristócratas hablaban de sus confidencias como dos enamorados.

Contagiado por aquel mar de calma y tranquilidad, Cardona se sentó en una silla antiquísima… de fina madera restaurada de pino. El President decía a todas las visitas que aquella silla, al igual que la mesa de su despacho, había pertenecido “al Primer Excelentisim de todos”… allá por el segundo o tercer siglo antes de Cristo. Ahora mismo tampoco lo recordaba demasiado bien… a pesar de haber realizado una visita guiada aquella misma mañana.

Pronto se sumó a las risas, despreocupándose de aquella los motivos que habían relajado la velada hasta ese punto. Poco importaba qué causaba aquella sensación y aquel clima de camaradería del que disfrutaban esa secreta madrugada de sábado... hasta que, de repente, un portazo... de la también antiquísima puerta del despacho... anunció la llegada del Conseller.

Sus ojos, semicerrados al modo asiático, estaban rojos como un Sol al atardecer. Su prominente calvicie, hasta la fecha siempre cuidada y repeinada con la ralla a un lado… derecho, principalmente… estaba desmarañado y su camisa, desabrochada, mostraba una camiseta interior de vivos colores desteñidos tras un baño de lejía.

- ¡Ciutadans de Catalunya… ja soc aquí! –exclamó con solemnidad… que, al punto, se tornó risa, contagiando a los presentes.

- ¡Hay, Conseller, Conseller…! Es usted un cachondo… –dijo el President al tiempo que se levantaba para telefonear al TelePàmbTomàquet para pedir ración para todos. I possi bon pernil de pota negra extremenya, eh! , recalcó a la operadora en perfecto catalán nivel C. El Secretari, con la oreja pegada a la conversación telefónica, se relamió de gusto. Un hambre canina se había apoderado de sus entrañas, a pesar del atracón de calçots congelados que se habían pegado aquella misma tarde, mientras veían a la selección catalana de dardos por el canal Esport3- … pero esa frase es mía. Aquí el President soy yo.

- Claro, claro… lo sé, lo sé… y la idea es suya, President. Con ella, saldremos de esta… gracias a usted. Gracias al President –dijo el Conseller con tono solemne y voz gruesa, pero sin risas esta vez.

- Explíqueme, explíqueme, Conseller

Y entre espeso humo blanco, guturales sonidos estomacales y risas a cuatro bandas, el Conseller expuso el nuevo proyecto. Otro de muchos, pero definitivo a su vez. El hilo conductor: la droga. Confesó, con mirada pícara, cómo una mañana, tras el café, había tropezado con unas dependencias desconocidas mientras buscaba el baño en una comisaría de los Mossos que había ido visitar. En ella, perfectamente clasificada la variedad y la composición, halló paquetes de hierba verde, polvo blanco, pastillas… tejas de hachís… tabletas de LSD… un mundo olvidado se abrió ante sus ojos y, preso de una revelación suprema, lo vio claro.

- Pero… Conseller… ¡No podemos legalizar la droga! –espetó la Consellera de Ensenyament, recostada en el sofá, blanca como un cirio y descalzada de Manolos y medias, apoyados sus graciosos pies desnudos sobre el frío mármol

- ¿Y quién está hablando de legalizarla?

- Explique… explique… -dijo el President. La idea parecía interesarle, aunque sus ojos indicaban que su mente estaba a años luz de aquella habitación… divagando por el limbo…

- Hablo de que el Govern ingrese efectivo por ella.

- ¿Traficar? –. El Secretari sorprendido, comprobó cómo todos los ojos se clavaban en él.

- No, Cardona, no… El Govern no trafica. El Govern legisla –contestó ofendido el President.

- Exacto. Debemos hacernos con el Mercado de la Droga en Cataluña. Poco a poco... pasito a pasito... aprobando leyes que permitieran a la Administración la venta de estupefacientes. Sólo a nosotros. Todo lo demás, perseguido como hasta la fecha. ¿Sabéis cuánto dinero tenemos parado en los almacenes, senyors? Y cuando se acabe, nada… contactamos con los cárteles aprovechado nuestra red diplomática, y punto. Todo sin contar que, al seguir siendo ilegal el tráfico, podremos seguir incautando, multando y persiguiendo cualquier iniciativa ajena al sello de Hisenda... para luego venderla otra vez...

- ¿Pero la droga no es…?

- Calla, cony. Hoy no es el mejor día para que vengas dando lecciones morales, Rigau –dijo el President mirando a una dama que ya estaba totalmente tumbada sobre el sofá, aunque su pie seguía firmemente aferrado al frio suelo -. Per això estas tú aquí. Por eso eres la Consellera de Educació… para que eduques. ¿Qué pasa con el alcohol? Pues eso igual. Dile a alguno de tus amigos que empiece a imprimir temática en los libros y venga… incluso puedes aprobar alguna licenciatura en la materia.

- Eso sería perfecto. Y becas para que los mejores estudiantes, previamente seleccionados, sean enviados a diversos laboratorios de los narcos, allá en las selvas subtropicales, para adquirir conocimientos que después podrán ser aplicados aquí. President, ¿imaginas los “viñedos” que se podrían levantar en las planicies de Lleida? Kilómetros y kilómetros –divagaba el Conseller, con mirada más allá del infinito -. Con Marca Registrada… Denominación de Origen… La Cosa Nostra… o, no, no… mejor Futur Català

- ¡Silenci! -exclamó el President -. Siempre con lo mismo… la misma cantinela… A la merda la bandera, re-cony. ¿Y la pasta? ¿Qué no veus la pasta?

El humo denso se entremezcla con los sueños de los presentes, absortos en meditaciones, susurros y confidencias nocturnas… y el sueño literal de la Consellera, que para esos instantes ya ha sobrepasado la fase REM. El puro del President, finado antes de la cena servida a domicilio, es sustituido  por otro, más blanco y más largo, que el Conseller guarda en el bolsillo de su destartalada americana.

Tiene más. Muchos.


Ellos no queman.


16 comentarios:

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Tú y yo sabemos, amigo Herep, que los "gobiernos" de nuestras comunidades autónomas dan para esto y para mucho más. ¡Todo es posible en Granada, y en Barcelona!
Un cordial abrazo.

candela dijo...

Muy bueno :D:D

Pero si quieres surrealismo vente por Alacant y verás lo que vale un peine...

CAPITAN TRUENO dijo...

Sin comentarios. Solo genial.

Anónimo dijo...

Pero esto ¿no lo habían hecho ya?.
Bueno pues que lo hagan otra vez, pero primero que cierren todos los centros de desintoxicación que si no se pierden paganos.
Saluditos.

Lin Fernández dijo...

Muy ilustrativo el post de hoy,Con un toque de Camorra siciliana digo yo.un saludo mi amigo.

Natalia Pastor dijo...

En todas partes cuecen habas.
Aquí en Andalucía - y en Sevilla sobre todo-, pasa igual.
Demencial.

José Luis Valladares Fernández dijo...

No le demos vueltas. Es que no hay más cera que la que arde y donde no hay, no se puede sacar.

Saludos cordiales

Reinhard dijo...

En mis años de estudiante una pintada destacaba en uno de los lavabos:
Tengo el mejor caballo del marcado. Teléfono:091..

Por lo demás, ya sabe usted que en Catatònia todo es posible.

Herep dijo...

Lo que creíamos sueños se están convirtiendo en realidades, Tío Chinto.
Debemos estar preparados para llevarnos muchas más sorpresas.

Un abrazo, artista.

Herep dijo...

Tengo muy buenos recuerdos de Alacant, Candela... las noches en el puerto... mmm... Espero que todo siga igual porque, he de reconocerlo, llevo tiempo sin bajarme al Sur.

Pero no pongo en duda tus palabras. Las regiones de España parecen competir unas con las otras por el trofeo del Surrealismo.

Un abrazo.

Herep dijo...

Gracias, Capitán.

Un abrazo.

Herep dijo...

No paran de hacerlo, Zorrete. Día tras día.
Es, como se ve en la entrada, una forma de recaudación muy acorde con los usos de esta aristocracia provinciana que padecemos por estas tierras.
Les viene que ni al pelo.

Un saludo, figura.

Herep dijo...

No recuerdo si fue el autor de la película "Camorra", Matteo Garrone, o el autor del libro en el que se basa la película, Roberto Saviano, quien dijo que "la mafia no mata donde tiene negocios".

En Barcelona, la mafia no mata. Debe sentirse muy a gusto.

Un abrazo, mi neozelandés favorito.

Herep dijo...

Bueno, Natalia...

En Andalucía, más concretamente en Sevilla, ya desapareció una enorme cantidad de droga, no?

Pues eso.

Financiación.

Un abrazo, guapa.

Herep dijo...

No podemos sacar nosotros, José Luís... los ciudadanos...
Ellos, la casta, saca de todas partes, sea acorde a la legalidad, o no.
Y la cera de sus cirios nunca se apaga... por ahora.

Un abrazo.

Herep dijo...

¡Las pintadas de los lavabos! ¡Qué grandes, y fiables, oráculos modernos!

¡Cuántas grandes cuestiones de la Humanidad no se habrán solventado mientras las mentes privilegiadas apretaban en esos altares del pensamiento moderno!

Lo del 091 no lo sabía. Me lo apunto, Reinhard.

Un abrazo.