Pasaban quince
minutos de la medianoche y las luces de la habitación de la primera
planta seguían encendidas. Dentro, enfrascados en
una atmósfera atufada por el humo y el agrio sudor de una extenuante jornada de
trabajo, pacían el President y el Secretari… a la espera…
- Cardona, osties… ¿No me confirmaste que habían recibido
las convocatorias? –preguntó el President mientras se aflojaba la corbata y
reposaba sobre el cenicero un enorme puro blanco, gentileza del Conseller de
Interior-. ¿Cómo demonios llegan tan tarde?
- President… tranquilo… recuerde la úlcera. Además, ya sabe
que la Consellera tenía varios asuntos en su agenda. No tardará
en llegar… espero…
- Recuérdame, Cardona, que jamás vuelva a convocar un
gabinete a estas horas de la noche. Un sábado… ¡Un sábado! Pensar que dejé de
lado mi noche libre para acabar aquí esperando a estos elementos… Hoy, además, que l'Elodia tenía una despedida
de solteras… ¡Y por la TV echaban “El Patriota”!
- Hablaré con el Director de La Corpo para que la vuelvan a
pasar el próximo fin de semana, President. No se preocupe por eso –susurro el
Secretari, intimidado ante la súbita reacción del President que, soñándose
protagonista de la cinta, se había alzado sobre la artesanal mesa de pino del
despacho enarbolando la bandera que presidía la estancia, al grito de “USA… USA…
USA”.
Ante la escena, la cara de la Consellera d’Ensenyament, que
en esos precisos instantes acababa de abrir la puerta con el ímpetu propio del
quien se conoce culpable, fue todo un poema. Unos instantes, tan sólo, ya que
contagiada por la atmósfera dulzona parida por el denso humo, alzó los
brazos al grito de “Llibertaaaaat”, demostrando, a las claras,
que se había confundido de película y escena.
- ¡Rigau! –exclamó el President bajándose de la
antiquísima mesa de roble con un gracioso saltito adornado con un tirabuzón. La
caída, un poco arrítmica, pero la estética, perfecta -. ¿Dónde has estado? ¿No
quedamos expresamente a la "hora de las brujas"?
- Uuuuuu…
El Secretari clavó sus sorprendidos ojos en la Consellera. Aunque
su tono y sus gestos indicaban una broma sutil, los ojos de la doña confesaban
una ligera alteración en su estado.
- Tranqu… Tranquil, President… Est… estaba de visita oficial…
al Bulli…
La sospecha, al escuchar la lengua de
trapo, quedó disipada. Sí. La Consellera había bebido más Moët de la cuenta. Disimulando
ante los ojos de la parroquia, el Secretari se pellizcó con saña el muslo
derecho. Se sentía aturdido… lento… excesivamente relajado… abstraído… y, por
obra de algún extraño encantamiento, notaba como sus finos labios iban
torciéndose en una sonrisa interesante.
- ¡Per Déu, nostre Señor! ¿Cómo se presenta
aquí en este estado?
- President… usted ya sabe que era una cita que no podía
anular. Ya sabe cómo funciona la lista de espera del chiringuito de Ferrán.
Además, el Excelentisim estará esperando mi informe mañana por la mañana, a
primera hora. Excelente informe, por otra parte.
El Secretari contempló sonriente el abrazo cómplice entre el President y la Consellera. El enfado por el
retraso… la fallida noche libre… el VHS imposible de programar… todo
quedó atrás, como recuerdos de una pesadilla. El uno y la otra se pusieron
cómodos en el sofá de negro cuero y, encendiendo el President el enorme puro y
la Consellera unos cigarrillos finos… cortesía, igualmente, del Conseller de Interior…
volvió a apoderarse del despacho la blanca nube densa, al tiempo que los dos
aristócratas hablaban de sus confidencias como dos enamorados.
Contagiado por aquel mar de calma y
tranquilidad, Cardona se sentó en una silla antiquísima… de fina madera restaurada de
pino. El President decía a todas las visitas que aquella silla, al igual que la
mesa de su despacho, había pertenecido “al Primer Excelentisim de todos”… allá
por el segundo o tercer siglo antes de Cristo. Ahora mismo tampoco lo recordaba demasiado bien… a pesar de
haber realizado una visita guiada aquella misma mañana.
Pronto se sumó a las risas, despreocupándose de aquella los motivos que habían relajado la velada hasta ese punto. Poco importaba qué causaba aquella sensación
y aquel clima de camaradería del que disfrutaban esa secreta madrugada de
sábado... hasta que, de repente, un portazo... de la también antiquísima puerta del despacho... anunció la llegada del Conseller.
Sus ojos, semicerrados al modo asiático, estaban rojos como
un Sol al atardecer. Su prominente calvicie, hasta la fecha siempre cuidada y
repeinada con la ralla a un lado… derecho, principalmente… estaba desmarañado y su camisa, desabrochada, mostraba una camiseta interior de vivos
colores desteñidos tras un baño de lejía.
- ¡Ciutadans de Catalunya… ja soc aquí! –exclamó con
solemnidad… que, al punto, se tornó risa, contagiando a los presentes.
- ¡Hay, Conseller, Conseller…! Es usted un cachondo… –dijo el
President al tiempo que se levantaba para telefonear al TelePàmbTomàquet para
pedir ración para todos. I possi bon
pernil de pota negra extremenya, eh! , recalcó a la operadora en perfecto
catalán nivel C. El Secretari, con la oreja pegada a la conversación
telefónica, se relamió de gusto. Un hambre canina se había apoderado de sus
entrañas, a pesar del atracón de calçots congelados que se habían pegado aquella misma tarde, mientras veían a la selección catalana
de dardos por el canal Esport3- … pero esa frase es mía. Aquí el President soy
yo.
- Claro, claro… lo sé, lo sé… y la idea es suya, President.
Con ella, saldremos de esta… gracias a usted. Gracias al President –dijo el
Conseller con tono solemne y voz gruesa, pero sin risas esta vez.
- Explíqueme, explíqueme, Conseller…
Y entre espeso humo blanco, guturales sonidos estomacales y
risas a cuatro bandas, el Conseller expuso el nuevo proyecto. Otro de muchos,
pero definitivo a su vez. El hilo conductor: la droga. Confesó, con mirada
pícara, cómo una mañana, tras el café, había tropezado con unas dependencias
desconocidas mientras buscaba el baño en una comisaría de los Mossos que había
ido visitar. En ella, perfectamente clasificada la variedad y la
composición, halló paquetes de hierba verde, polvo blanco, pastillas… tejas de
hachís… tabletas de LSD… un mundo olvidado se abrió ante sus ojos y, preso de
una revelación suprema, lo vio claro.
- Pero… Conseller… ¡No podemos legalizar la droga! –espetó la
Consellera de Ensenyament, recostada en el sofá, blanca como un cirio y
descalzada de Manolos y medias, apoyados sus graciosos pies desnudos sobre el
frío mármol
- ¿Y quién está hablando de legalizarla?
- Explique… explique… -dijo el
President. La idea parecía interesarle, aunque sus ojos indicaban que su mente
estaba a años luz de aquella habitación… divagando por el limbo…
- Hablo de que el Govern ingrese efectivo por ella.
- ¿Traficar? –. El Secretari sorprendido, comprobó cómo todos los ojos se clavaban en él.
- No, Cardona, no… El Govern no trafica. El Govern legisla –contestó
ofendido el President.
- Exacto. Debemos hacernos con el Mercado de la Droga en
Cataluña. Poco a poco... pasito a pasito... aprobando leyes que permitieran a la Administración la
venta de estupefacientes. Sólo a nosotros. Todo lo demás, perseguido
como hasta la fecha. ¿Sabéis cuánto dinero tenemos parado en los almacenes,
senyors? Y cuando se acabe, nada… contactamos con los cárteles aprovechado
nuestra red diplomática, y punto. Todo sin contar que, al seguir siendo ilegal
el tráfico, podremos seguir incautando, multando y persiguiendo cualquier
iniciativa ajena al sello de Hisenda... para luego venderla otra vez...
- ¿Pero la droga no es…?
- Calla, cony. Hoy no es el mejor día para que vengas dando
lecciones morales, Rigau –dijo el President mirando a una dama que ya estaba
totalmente tumbada sobre el sofá, aunque su pie seguía firmemente aferrado al
frio suelo -. Per això estas tú aquí. Por eso eres la Consellera de Educació…
para que eduques. ¿Qué pasa con el alcohol? Pues eso igual. Dile a alguno de
tus amigos que empiece a imprimir temática en los libros y venga… incluso puedes
aprobar alguna licenciatura en la materia.
- Eso sería perfecto. Y becas para que los mejores
estudiantes, previamente seleccionados, sean enviados a diversos laboratorios
de los narcos, allá en las selvas subtropicales, para adquirir conocimientos
que después podrán ser aplicados aquí. President, ¿imaginas los
“viñedos” que se podrían levantar en las planicies de Lleida? Kilómetros y
kilómetros –divagaba el Conseller, con mirada más allá del infinito -. Con Marca
Registrada… Denominación de Origen… La Cosa Nostra… o, no, no… mejor Futur
Català…
- ¡Silenci! -exclamó el President -. Siempre con lo mismo…
la misma cantinela… A la merda la bandera, re-cony. ¿Y la pasta? ¿Qué no veus la pasta?
El humo denso se entremezcla con los sueños de los
presentes, absortos en meditaciones, susurros y confidencias nocturnas… y el
sueño literal de la Consellera, que para esos instantes ya ha sobrepasado la fase REM. El
puro del President, finado antes de la cena servida a domicilio, es
sustituido por otro, más blanco y más
largo, que el Conseller guarda en el bolsillo de su destartalada americana.
Tiene más. Muchos.
Ellos no queman.
16 comentarios:
Tú y yo sabemos, amigo Herep, que los "gobiernos" de nuestras comunidades autónomas dan para esto y para mucho más. ¡Todo es posible en Granada, y en Barcelona!
Un cordial abrazo.
Muy bueno :D:D
Pero si quieres surrealismo vente por Alacant y verás lo que vale un peine...
Sin comentarios. Solo genial.
Pero esto ¿no lo habían hecho ya?.
Bueno pues que lo hagan otra vez, pero primero que cierren todos los centros de desintoxicación que si no se pierden paganos.
Saluditos.
Muy ilustrativo el post de hoy,Con un toque de Camorra siciliana digo yo.un saludo mi amigo.
En todas partes cuecen habas.
Aquí en Andalucía - y en Sevilla sobre todo-, pasa igual.
Demencial.
No le demos vueltas. Es que no hay más cera que la que arde y donde no hay, no se puede sacar.
Saludos cordiales
En mis años de estudiante una pintada destacaba en uno de los lavabos:
Tengo el mejor caballo del marcado. Teléfono:091..
Por lo demás, ya sabe usted que en Catatònia todo es posible.
Lo que creíamos sueños se están convirtiendo en realidades, Tío Chinto.
Debemos estar preparados para llevarnos muchas más sorpresas.
Un abrazo, artista.
Tengo muy buenos recuerdos de Alacant, Candela... las noches en el puerto... mmm... Espero que todo siga igual porque, he de reconocerlo, llevo tiempo sin bajarme al Sur.
Pero no pongo en duda tus palabras. Las regiones de España parecen competir unas con las otras por el trofeo del Surrealismo.
Un abrazo.
Gracias, Capitán.
Un abrazo.
No paran de hacerlo, Zorrete. Día tras día.
Es, como se ve en la entrada, una forma de recaudación muy acorde con los usos de esta aristocracia provinciana que padecemos por estas tierras.
Les viene que ni al pelo.
Un saludo, figura.
No recuerdo si fue el autor de la película "Camorra", Matteo Garrone, o el autor del libro en el que se basa la película, Roberto Saviano, quien dijo que "la mafia no mata donde tiene negocios".
En Barcelona, la mafia no mata. Debe sentirse muy a gusto.
Un abrazo, mi neozelandés favorito.
Bueno, Natalia...
En Andalucía, más concretamente en Sevilla, ya desapareció una enorme cantidad de droga, no?
Pues eso.
Financiación.
Un abrazo, guapa.
No podemos sacar nosotros, José Luís... los ciudadanos...
Ellos, la casta, saca de todas partes, sea acorde a la legalidad, o no.
Y la cera de sus cirios nunca se apaga... por ahora.
Un abrazo.
¡Las pintadas de los lavabos! ¡Qué grandes, y fiables, oráculos modernos!
¡Cuántas grandes cuestiones de la Humanidad no se habrán solventado mientras las mentes privilegiadas apretaban en esos altares del pensamiento moderno!
Lo del 091 no lo sabía. Me lo apunto, Reinhard.
Un abrazo.
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